En el Renacimiento, la farmacia afronta el problema de redactar textos oficiales y obligatorios para un territorio, con el fin de elegir, entre las diversas versiones incluidas en los recetarios, la fórmula y el modo de composición que deben seguir los boticarios… Según los territorios para los que se aprobaron, participaron en su redacción sólo los médicos o los médicos y los boticarios…
La primera farmacopea impresa en Europa fue el Ricettario fiorentino (Florencia, 1498), redactada por los médicos a petición de los boticarios. En España, la primera es la Concordia barchinonensium, para la ciudad de Barcelona, que es la primera y española, y la segunda de Europa, aunque no fuera obligatoria para una ciudad-estado como Florencia, sino para un territorio diferenciado, en el que era oficial. Se editó en 1511, 1535 y 1587. En Zaragoza se editó la Concordia aromatariorum civitatis Cesaraguste, en 1546 y 1553. En la ciudad de Valencia se imprimió la Officina medicamentorum, en 1601, reeditada en 1698. En Cataluña, una vez agotadas las tres ediciones de la Concordia, se redactó la Pharmacopea cathalana sive antidotarium barcinonense (Barcelona, 1686), escrita por Juan de Alós, protomédico del Principado, que hizo las veces de farmacopea al no disponer los boticarios de las anteriores, agotadas.
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