En el local que media entre la puerta de S. Antonio y las huertas de S. Beltran se celebra un simulacro de torneo con motivo de la jura de Isabel II.
Etiqueta: Reinado de Isabel II de España
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//// Isabel II de España
//// Calendario de la elegancia española para el año de 1867
//// http://books.google.com/books?id=7G51AsZ4yQkC&pg=PP8
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Se quema la fábrica de maravillas de Bonaplata & Cia
[Escrito el 1834:]
La fábrica de [Bonaplata, Vilaregut, Hull y compañía] empezó á montarse el año 1832: es la primera que armó telares de tejer mecánicamente, y que introdujo asimismo el uso del hierro colado, planteando la fundición y construcción de máquinas. Esta sociedad tuvo también la primera máquina de pintar indianas: ahora, pues, no solamente pueden construirse todas las máquinas necesarias para sus talleres, sino que recibiendo el algodon de Motril en rama, sale de ellos pintado y dispuesto á ser cortado para vestidos en competencia con los extrangeros. Tiene empleadas de 6 á 700 personas. La utilidad que este establecimiento ha producido á la provincia es imponderable; pues separando el proporcionar la subsistencia á muchas familias, ha servido como de modelo para propagar los conocimientos y mejoras en una infinidad de ramos. Los maquinistas, cerrajeros, carpinteros, han visto y cogido allí ideas que solo un largo y dispendioso viaje les hubiera tal vez proporcionado. La filatura de algodones ha hecho una completa revolución; los tejidos ganan considerablemente en finura y economía; las máquinas para pintar telas se propagan, y veinos hoy en la provincia una porción de máquinas de vapor, unas marchando, otras planteándose, cuando el año 30 se creía imposible su plantificación en este pais. No solo la maquinaria ha ganado en la introducion de esta fundería, sino que también todas las artes en general; y construyéndose allí balcones, rejas para jardines, candelabros, columnas, y por fin toda clase de adornos, hay la oportunidad de dar formas elegantes y de gusto á las obras, haciéndolas mucho mas baratas. Esta ligera reseña prueba, que si bien nuestra industria está en su infancia, va progresando cuanto le permiten las circunstancias, y que por consiguiente su progreso ó retroceso depende de la protección que reciba del Gobierno, ó del descuido con que se mire este ramo de la riqueza pública.
[…]
Por este mismo tiempo mandó el Rey Fernando VII que no se hicieran mas concesiones para introducir artículos elaborados, resolución que arrancaron las repetidas reclamaciones, que de Cataluña fueron dirigidas al monarca. Con esta declaración entusiasmáronse los industriosos catalanes, y su genio emprendedor les hizo comprometer de nuevo sus capitales, tomando ademas á préstamo cantidades considerables, pertenecientes á españoles que habían hecho su fortuna en las Americas.
Mirábanse en ciertas naciones con celo y con temor los adelantos de la industria catalana; la fábrica de Bonaplata ya montada en 1833, recibía el algodón en rama, y ofrecía al consumo los tejidos acabados dentro del establecimiento; la fundición ofrecía máquinas, que anteriormente se traian del estrangero; dilatábase el corazón con un porvenir lisonjero para la industria del pais, cuando la guerra civil estalla en el terreno mas montuoso de Cataluña; cuando las pasiones se agitaron dentro del recinto de Barcelona hasta el punto de intervenir la preocupación, la mala fe y el interés en el incendio de aquel magnifico establecimiento, en la noche del 5 de agosto de 1835, noche de terrible recuerdo, en que pudieron gozarse los enemigos de la industria de nuestro pais, viendo desaparecer aquella escuela normal de que tanto partido obtenían ya los fabricantes españoles. En esta guerra desastrosa tuvieron que presenciar los catalanes los incendios que redujeron á cenizas centenares de fábricas. Como si se tratase de una cruzada conlra la industria española, hombres que por fortuna no habían nacido en el suelo español, se gozaban en ver las llamas de las poblaciones mas industriosas: los pueblos de Manlleu, Ripoll, San Pedor, Moyá, Gironella y otros, atestiguan con sus escombros, demuestran con sus cenizas, la verdad de nuestro aserto. No vaciló á pesar de esto la fe que Cataluña tiene en su porvenir industrial: muchos capitalistas de los pueblos de la montaña, y aun de la marina, fueron á establecerse en Barcelona; y mientras los españoles combatían en las mismas cercanías de la capital del Principado, dentro de la ciudad se levantaban suntuosos edificios destinados á la fabricación de hilados y tejidos. Pero en muchos pueblos no fué posible ni abandonar las fábricas ni trasladar los capitales; y allí luchando contra todos los elementos destructores de la guerra, transporatando por convoyes, que protegían gruesas columnas de soldados de la Reina, materiales, géneros y aun dinero para el pago de los operarios, se sostuvieron determinadas fábrica, ya trabajando en los talleres, ya combatiendo en las murallas.
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Proclamación de un estado de sitio en Barcelona por Espoz y Mina «contra su voluntad»
Fué preciso que el General emplease mas tiempo del que hubiera querido en combinar los medios indispensables para poner en acción simultánea todas las fuerzas del ejército para una batida general contra las facciones; dirigiéndola en persona, y que no se resintiese en su ausencia la tranquilidad de la capital. Sus habitantes pacíficos, patriotas y verdaderamente liberales, temblaban al menor ruido que se advertia en ella, porque recordaban los horrorosos acaecimientos todavía frescos en su memoria y temian su repetición, en cuanto los promovedores existían siempre en la ciudad; y así es que al paso que veian con satisfacción el buen animo del general en sus propósitos de operar personalmente en campana, sentían su ausencia y con las mejores intenciones le aconsejaban que antes de su partida declarase todo el distrito militar en estado de sitio, creyendo que esta sola medida contribuiría infinito á impedir nuevas turbulencias en la ciudad. Semejante providencia estaba en oposición con los principios del General, y en Navarra probó lo que se le resistía, pues se desentendió de ponerla en ejecucion, no obstante de haberla acordado el Gobierno y comunicádosela. Eludió las primeras proposiciones; mas fueron tales y tan apremiantes las instancias y las protestas que se le hicieron, y tales las seguridades que se le ofrecian de que era el único medio para que en su ausencia no peligrara el sosiego de la ciudad, y aun para acabar con los facciosos que para tranquilizar aquellos ánimos recelosos de la mayor y mas sana parte de sus moradores, la víspera ó antevíspera de su marcha adoptó y publicó la medida por medio del siguiente Bando [etc etc]
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Dimite Espoz y Mina en protesta contra la ejecución de la madre de su enemigo Cabrera
Vino también por aquellos dias á acibarar mas la disposición de su ánimo el suceso de la madre de Cabrera. Esta infeliz mujer habia tomado parte en una conspiración tramada para entregar á los facciosos la plaza de Tortosa, y facilitaba dinero para la seducción y enganche de los soldados. Juzgada y sentenciada por ello en la causa que sobre el particular formó el consejo de guerra ordinario de aquel distrito, fué con sus cómplices pasada por las armas en 20 de febrero de 1836, sin que el General tuviese mas parte que la de aprobar la sentencia del consejo en los términos de costumbre. Pero, como de pronto se ignorasen las circunstoncias de aquel acontecimiento y su verdadero carácter, solo se habló de la muerte de una mujer que era madre de un general enemigo, á quien se castigaba en razón de las atrocidades de su hijo; apareciendo asi como un acto de bárbara represalia lo que en realidad no era mas que un acto de rigurosa justicia. Con esta prevención se trató de este negocio en el estamento de Proceres del reino, y con la misma en el parlamento inglés, donde los enemigos de nuestra causa alzaron el grito contra nosotros, tratando nos poco menos que de caribes. Conocido después mejor lo que había pasado, y puesto en claro en el debate que se verificó en el congreso de Diputados españoles, el disfavor de la opinión se fué templando poco á poco, y el juicio del público trocándose de adverso en favorable. Mas en el ánimo del caudillo español duró gran tiempo el disgusto de que se le hubiese tenido tan poca consideración en el estamento de Proceres; y resolvió hacer dimisión del mando que ejercía, como lo ejecutó en 1 de abril del mismo año de 1836.
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Empieza el derribo de la ciudadela
JUNTA SUPREMA
DE VIGILANCIA Y SEGURIDAD PUBLICA DE LA PROVINCIA DE BARCELONAAtendiendo la necesidad que tiene esta Junta de operarios para el derribo del frente interior de la ex-Ciudadela
DECRETA
Que la mitad de los albañiles y peones que están empleados en construccion de obras particulares, se presenten sin escusa mañana al amanecer en la Ciudadela de esta Plaza y á disposicion del comandante de Zapadores de M. N. D. Vicente Zulueta, á recibir sus órdenes con los respectivos maestros y prevenidos con sus útiles é instrumentos necesarios para dicho derribo. Barcelona 28 de octubre de 1841.
El Presidente,
Dionisio Valdés.
El vocal Secretario,
Antonio BenaventEmprenta de A. BRUSI
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La ciudad y su guarnicion se declaran contra la regencia de Espartero
La ciudad y su guarnicion se declaran contra la regencia del general Espartero.
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Washington Irving desde Madrid sobre la rebelión en Barcelona
My illness has prevented me from giving you a detail of the political events of the country, which have of late assumed an alarming aspect. A coalition of various factions (opposite in their views and doctrines, and no one of them of sufficient magnitude to form a majority) has united in a vehement attempt to pull down the Regent, and put an end to the existing government. For this purpose, insurrections have been stirred up in various parts of the country, and, latterly, in Barcelona, that old seat of rebellion. To-day, the Regent sallies forth from the capital, to put himself once more at the head of his troops and endeavor to quell these insurrections. I heartily pray for his success; for, should he fail, and should he be ejected from power, a fearful state of anarchy would ensue. The very coalition now combined against him would break into warring factions, each striving for the ascendency, and we might have civil war of the worst kind.
I have just returned from attending a levee held by the Regent, at twelve o’clock, preparatory to his departure. He made a frank, manly address to the diplomatic corps, declaring his disposition to cultivate cordial relations with all countries, but particularly with those who had representatives at this Court, and who recognized the constitution of Spain, the throne of Isabella II, and his regency; his loyal devotion to the constitution and the throne, and his sole and uniform ambition to place the reins of government in the hands of the youthful Queen on the 10th of October, 1844, when she should have completed her minority, and to place under her command a peaceful, prosperous, and happy country; but he expressed, at the same time, his determination to resist every attempt to throw the country into a state of anarchy, and to defend the throne of Isabella and the constitution of 1837 like a good soldier.
At four o’clock a general review of the national militia takes place in the Prado, as on a former occasion, when the Regent, as before, will no doubt make them a speech, confiding the safety of the city, and of the youthful Queen and her sister, to their patriotism and loyalty. At five o’clock he takes his departure. I cannot but feel that he sallies forth, this time, with much more doubtful prospects than in his former expedition against Barcelona. The spirit of rebellion is more widely diffused, and is breaking forth at various points. A few days, or a very few weeks at farthest, will decide his fate, and determine whether he is to maintain his post, and keep up some form of government for the remainder of the minority of the Queen (about fifteen months and a half), or whether his power, if not himself, is to be annihilated, and everything for a time thrown into chaos.
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La población huye por miedo de bombardeos desde Montjuic
Desercion de todos los habitantes de Barcelona por temor de un bombardeo desde el fuerte de Monjuich cuya guarnicion no se había declarado todavía contra la regencia del general Espartero.
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Isabel II proclamada reina de España
Isabel II es proclamada reina de España.
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Cómo el enchufado Joaquín Bastús intentó robarle el trabajo a Pablo Piferrer
Yo bien deseara renunciar por algun tiempo á los Recuerdos; pero mi honor pude mas que mi desazon y mi mal estado, mayormente ahora en que van á tomar otro colaborador que se encargue del tomo de Aragon. Cuando pretendimos la Biblioteca ante el Ayuntamiento, otro de los aspirantes fué D. Joaquin Bastús que en mas de una ocasion estuvo á pique de ser nombrado. Al fin se llevó chasco, y lejos de resignarse, con la mayor mala fé acudió al ministerio de la Gobernacion solicitando la plaza de Bibliotecario vacante por separacion del anterior bibliotecario. Es decir que el bribon la habia solicitado al Ayuntamiento, y si este se la hubiese dado ya hubiera sido válido el nombramimento; y ahora, callando sobre el nuestro, acudia por sorpresa al gobierno. Es el caso que este fulano es uno de los pocos amigos del Gefe Político, y del Sr. Buxeras teniente de alcalde constitucional; los cuales todos urdieron una buena tramoya, y hubieran dado un buen informe sobre este asunto, á no haberlo nosotros contenido con nuestra diligencia. Pero como con las nuevas elecciones nuestro influjo no prepondera en el Ayuntamiento, esta corporacion no ha tomado la cosa con el calor que su decoro ecsigia; y asi nos hemos visto en la posicion mas critica, porque ni podiamos acudir al gobierno pues este nada nos ha dicho de oficio y ademas somos dependientes del Ayuntamiento, ni tampoco al Ayuntamiento que nada nos ha comunicado de oficio y el cual tal vez nos daria un desaire. Solo hemos podido gestionar en Madrid por medio de personas, que nos han manifestado que este asunto estaba en manos del oficial del ministerio que por desgracia es tambien amigo de Bastus. Enfin, el cielo nos ha traido á los ministros, y estoy resuelto á aprovechar su permanencia en Barcelona para enterarles de que no hay tal vacante en la Biblioteca. El sábado y el domingo pensábamos que vendrian á visitarla, pues debian ir al Archivo de la Corona de Aragon, y en tal caso hubiera sido asunto concluido: el domingo lo verificaron en este, y yo que no me fié de si vendrian ó no á Biblioteca, me planté en el Archivo y ayudé al único oficial que alli habia y al Sr. Bofarull á subir y bajar códices, y aun tuve el honor de ser presentado á los ministros de Hacienda y Gobernacion, que me hicieron leer un pergamino antiguo y supieron ecsistia una obra llamada Recuerdos, etc. de la cual yo soy autor. Esto me valió un fuerte dolor de cabeza, porque todo estaba abierto y el viento soplaba que era un gusto y yo tenia que mantenerme firme junto á la ventana y con la cabeza descubierta enseñándoles las miniaturas de los libros góticos. Al fin ya me conocen, y si no vienen á S. Juan, me encajo á hacerles una visita, les regalo un ejemplar de los Recuerdos y les cuento todo el asunto de pe á pá.
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Washington Irving sobre Barcelona, la opera, el embajador turco, una audiencia con Isabel II, la estupidez y crueldad del conde de España
I am delighted with Barcelona. It is a beautiful city, especially the new part, with a mixture of Spanish, French, and Italian character. The climate is soft and voluptuous, the heats being tempered by the sea breezes. Instead of the naked desert which surrounds Madrid, we have here, between the sea and the mountains, a rich and fertile plain, with villas buried among groves and gardens, in which grow the orange, the citron, the pomegranate, and other fruits of southern climates.
We have here, too, an excellent Italian opera, which is a great resource to me. Indeed, the theatre is the nightly place of meeting of the diplomatic corps and various members of the court, and there is great visiting from box to box. The greatest novelty in our diplomatic circle is the Turkish Minister, who arrived lately at Barcelona on a special mission to the Spanish Court. His arrival made quite a sensation here, there having been no representative from the Court of the Grand Sultan for more than half a century. He was for a time quite the lion; everything he said and did was the theme of conversation. I think, however, he has quite disappointed the popular curiosity. Something oriental and theatrical was expected — a Turk in a turban and bagging trousers, with a furred robe, a long pipe, a huge beard and moustache, a bevy of wives, and a regiment of black slaves. Instead of this, the Turkish Ambassador turned out to be an easy, pleasant, gentleman-like man, in a frock coat, white drill pantaloons, black cravat, white kid gloves, and dandy cane ; with nothing Turkish in his costume but a red cap with a long, blue silken tassel. In fact, he is a complete man of society, who has visited various parts of Europe, is European in his manners, and, when he takes off his Turkish cap, has very much the look of a well-bred Italian gentleman. I confess I should rather have seen him in the magnificent costume of the East; and I regret that that costume, endeared to me by the Arabian Nights’ Entertainments, that joy of my boyhood, is fast giving way to the levelling and monotonous prevalence of French and English fashions. The Turks, too, are not aware of what they lose by the change of costume. In their oriental dress, they are magnificent-looking men, and seem superior in dignity of form to Europeans; but, once stripped of turban and flowing robes, and attired in the close-fitting, trimly cut modern dress, and they shrink in dimensions, and turn out a very ill-made race. Notwithstanding his Christian dress, however, I have found the Effendi a very intelligent and interesting companion. He is extremely well informed, has read much and observed still more, and is very frank and animated in conversation. Unfortunately, his sojourn here will be but for a very few days longer. He intends to make the tour of Spain, and to visit those parts especially which contain historical remains of the time of the Moors and Arabs. Granada will be a leading object of curiosity with him. I should have delighted to visit it in company with him.
I know, all this while you are dying to have another chapter about the little Queen, so I must gratify you. I applied for an audience shortly after my arrival, having two letters to deliver to the Queen from President Tyler; one congratulating her on her majority, the other condoling with her on the death of her aunt. The next day, at six o’clock in the evening, was appointed for the audience, which was granted at the same time to the members of the diplomatic corps who had travelled in company with me, and to two others who had preceded us. It was about the time when the Queen drives out to take the air. Troops were drawn up in the square in front of the palace, awaiting her appearance, and a considerable crowd assembled. As we ascended the grand staircase, we found groups of people on the principal landing places, waiting to get a sight of royalty. This palace had a peculiar interest for me. Here, as often occurs in my unsettled and wandering life, I was coming back again on the footsteps of former times. In 1829, when I passed a few days in Barcelona, on my way to England to take my post as Secretary of Legation, this palace was inhabited by the Count de Espagne, at that time Captain General of the province. I had heard much of the cruelty of his disposition, and the rigor of his military rule. He was the terror of the Catalans, and hated by them as much as he was feared. I dined with him, in company with two or three English gentlemen, residents of the place, with whom he was on familiar terms. In entering his palace, I felt that I was entering the abode of a tyrant. His appearance was characteristic. He was about forty-five years of age, of the middle size, but well set and strongly built, and became his military dress. His face was rather handsome, his demeanor courteous, and at table he became social and jocose ; but I thought I could see a lurking devil in his eye, and something hardhearted and derisive in his laugh. The English guests were his cronies, and, with them, I perceived his jokes were coarse, and his humor inclined to buffoonery. At that time, Maria Christina, then a beautiful Neapolitan princess in the flower of her years, was daily expected at Barcelona, on her way to Madrid to be married to Ferdinand VII. While the Count and his guests were seated at table, after dinner, enjoying the wine and cigars, one of the petty functionaries of the city, equivalent to a deputy alderman, was announced. The Count winked to the company, and promised a scene for their amusement. The city dignitary came bustling into the apartment with an air of hurried zeal and momentous import, as if about to make some great revelation. He had just received intelligence, by letter, of the movements of the Princess, and the time when she might be expected to arrive, and had hastened to communicate it at headquarters. There was nothing in the intelligence that had not been previously known to the Count, and that he had not communicated to us during dinner; but he affected to receive the information with great surprise, made the functionary repeat it over and over, each time deepening the profundity of his attention ; fmally he bowed the city oracle quite out of the saloon, and almost to the head of the staircase, and sent him home swelling with the idea that he had communicated a state secret, and fixed himself in the favor of the Count. The latter returned to us laughing immoderately at the manner in which he had played off the little dignitary, and mimicking the voice and manner with which the latter had imparted his important nothings. It was altogether a high farce, more comic in the acting than in the description; but it was the sportive gambolling of a tiger, and I give it to show how the tyrant, in his hours of familiarity, may play the buffoon.
The Count de Espagne was a favorite general of Ferdinand, and, during the life of that monarch, continued in high military command. In the civil wars, he espoused the cause of Don Carlos, and was charged with many sanguinary acts. His day of retribution came. He fell into the hands of his enemies, and was murdered, it is said, with savage cruelty, while being conducted a prisoner among the mountains. Such are the bloody reverses which continually occur in this eventful country, especially in these revolutionary times.
I thought of all these things as I ascended the grand staircase. Fifteen years had elapsed since I took leave of the Count at the top of this staircase, and it seemed as if his hardhearted, derisive laugh still sounded in my ears. He was then a loyal subject and a powerful commander; he had since been branded as a traitor and a rebel, murdered by those whom he had oppressed, and hurried into a bloody grave. The beautiful young Princess, whose approach was at that time the theme of every tongue, had since gone through all kinds of reverses. She had been on a throne, she had been in exile, she was now a widowed Queen, a subject of her own daughter, and a sojourner in this palace.
On entering the royal apartments, I recognized some of the old courtiers whom I had been accustomed to see about the royal person at Madrid, and was cordially greeted by them, for at Barcelona we all come together sociably as at a watering place. The «introducer of ambassadors» (the Chevalier de Arana) conducted my companions and myself into a saloon, where we waited to be summoned into the royal presence. I, being the highest in diplomatic rank of the party present, was first summoned. On entering, I found the little Queen standing in the centre of the room, and, at a little distance behind her, the Marchioness of Santa Cruz, first lady in attendance…
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Fundación de la sociedad Amigos de la Instrucción
Su creación estuvo muy ligada al plan provisional de enseñanza que se había aprobado en 1838. Entre los impulsores de la iniciativa figuraba el republicano y reformista Francesc Pí i Margall. Destacaba la procedencia plural del grupo impulsor y el carácter interdisciplinar que pretendían otorgarle a la Sociedad. Sus miembros eran conscientes del atraso que mostraba la ‘instrucción’ en la España de mediados del siglo XIX. Además de denunciar la falta de maestros, se insistía en la necesidad de renovar la escuela, incorporando ‘métodos racionales’.
[En una nota:]
Entre los primeros objetivos que se marcó la Sociedad, figuraba la promoción de las escuelas primarias y de obreros adultos, la preparación de libros y materiales didácticos, de los que tan falto se encontraba el panorama pedagógico español, particularmente en el primer período escolar… Más allá de la vida académica, la Sociedad siempre trató de imprimir un carácter práctico a todas sus actividades. Una de las primeras iniciativas que llevó a caba fue la preparación de métodos para enseñar a leer la lengua castellana. Como indicaba el secretario de la Sociedad en 1897 se trataba de «obritas de provechosa utilidad para Cataluña, en atención a las dificultades que siempre, y más en aquella época, implicaba el aprender la lectura de un idioma que comúnmente no hablamos».
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Instálase el Banco de Barcelona
Instálase el Banco de Barcelona.
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François Arban sube al calesero y segundo aeronauta catalán, Eudaldo Munné, en un globo aerostático para agradecerle su salvación de la población salvaje de San Andrés de Palomar
Sin embargo del mal tiempo se ha verificado en todas sus partes el programa ofrecido para la ascension del señor Arban con su intrépido compañero el jóven catalan don Eudaldo Munné. La atmósfera se ha presentado cargada todo el dia, de modo que llegaba á temerse que no se verificaria la funcion, mas el deseo que habia por parte del público para presenciar el arrojo y decision del compatricio y el empeño que este manifestaba de llevar á cabo lo que la tenia ilusionado desde muchos dias, decidieron por fin á Mr. Arban á emprender su viaje. Eran las cuatro de la tarde y ya todas las afueras de la parte de mar estaban atestadas de gentío, mientras iba concurriendo á la plaza de toros un sin fin de personas de lo mas escogido de la ciudad. Hecho ya el preparativo de costumbre y arreglado el globo, Mr. Arban ha dado la vuelta por la plaza, como la otra vez, repartiendo ramos, versos y dulces á manos llenas. Luego el valiente compañero, mostrando un admirable espiritu, y despues de saludar al público, que le ha devuelto el saludo con mil entusiastas aclamaciones, se ha colocado en el cesto, sin cubrirse siquiera con el gaban que para guarecerse de la humedad le tenian preparado; y á poco rato, se ha dejado suelto el globo, que con suma rapidez se ha remontado, tomando una direccion N.O.; no obstante, la ascension no ha podido ser á la altura á que llegó Arban el domingo pasado, en razon á que las nubes estaban tan bajas que cubrieron muy pronto el globo, pues que á no ser asi, acaso el viaje hubiera sido muy largo é interesante al mismo tiempo para los aéreos viajeros.
Al dar la vuelta por la plaza Mr. Arban, varios aficionados á tales funciones le han regalado una corona de laurel que el viajero al remontarse ha arrojado al palco de la presidencia para demostrar asi su gratitud.
Observado el globo al llegar á su mayor altura con un buen telescopio, y despues que Mr. Arban habia arrojado ya todo el lastre con el intento de remontarse mas, se ha visto que aun á tal distancia y acaso peligroso punto respecto al estado de la atmósfera, Munné con la misma serenidad y gozo que ha mostrado al partir, saludaba á la ciudad y á los habitantes que le admiraban.
La descension se ha verificado en una viña, sobre el punto donde existió el convento de San Gerónimo de Valle de Ebron, término de San Genis de Horta, á los 50 minutos de haberse remontado. Las primeras personas que han acudido para felicitar á lso dos intrépidos viajeros han sido el señor cónsul general de Francia y su señora que habian salido montados con este objeto, y un capitan de caballería con el piquete destinado á darles proteccion en caso necesario.
Se han remontado sobre tres mil metros, y despues de haber atravesado la capa de espesas nubes que cubria el horizonte, han disfrutado un sol radiante y puro, que sin embargo no impedia que el termómetro estuviese bajo cero.
Cuando estaban cerca la tierra una ráfaga de viento les impelió con tal fuerza, que hubieron de temer que se les rompiese la cuerda en que estaba aferrada el áncora; pero agarrado Munné á la cuerda, mientras Arban que tambien le ayudaba en esta tarea, mantenia abierta la válvula, han conseguido saltar á tierra sin mas percance que el de pequeñas escoriaciones y rasguños en las manos.
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Inauguración de la nueva puerta de Isabel II
Abrese la nueva puerta de Isabel II.
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Fundación de una asociación dedicada al proteccionismo
Gran reunion en el salon de ciento, de todas las personas suscritas para la asociacion defensora del trabajo nacional y de la clase obrera, con el objeto de aprobar el reglamento que ha de regirla.
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Democracia en acción: último día de excusas para los eligidos sin ganas
Hoy acaba el término que tienen para presentar escusa los sugetos que en las elecciones de los tres primeros dias de este mes hayan sido elegidos regidores.
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Aprobada la introducción del sistema métrico
Artículo 1.º. En todos los dominios españoles habrá un solo sistema de medidas y pesas.
Art. 2.º La unidad fundamental de este sistema será igual en longitud á la diez millonésima parte del arco meridiano que va del Polo Norte al Ecuador, y se llama metro.
Art. 3.º El patron de este metro, hecho de platina que se guarda en el Conservatorio de Arles, y que fué calculado por D. Gabriel Ciscar, y construido y ajustado por el mismo y D. Agustin Pedrayes, se declara patron prototipo y legal, y con arreglo á él se ajustarán todos los del reino.
El gobierno sin embargo se asegurará prévia nuevamente de la rigurosa exactitud del patron prototipo el cual se conservará depositado en el archivo nacional de Simancas.
Art. 4.º Su longitud á la temperatura cero grados centigrados, es la legal y matemática del metro.
Art. 5.º Este se divide en diez decímetros, cien centímetros, y mil milímetros.
Art. 6.º Las demas unidades de medida y peso se forman del metro, segun se ve en el adjunto cuadro.
Art. 7.º El gobierno procederá con toda diligencia á verificar la relacion de las medidas y pesas actuales usadas en los diversos puntos de la monarquia con las nuevas, y publicará los equivalentes de aquellas en valores de estas. Al efecto recogerá noticias de todas las medidas y pesas provinciales y locales, con su reduccion á los tipos legales ó de Castilla, y para su comprobacion reunirá en Madrid una porcion de las mismas. La publicacion de las equivalentes con el nuevo sistema métrico, tendrá lugar antes del primero de julio de mil ochocientos cincuenta y uno, y en Filipinas al fin del mismo año.
Tambien deberá publicar una edicion legal y exacta de la farmacopea española, en la que las dósis estén espresadas en valores de las nuevas unidades.
Art. 8.º Todas las capitales de provincia y de partido recibirán del gobierno, antes del primero de enero de mil ochocientos cincuenta y dos, una coleccion completa de los diferentes marcos de las nuevas pesas y medidas.
Las demas poblaciones las recibirán posteriormente y á la mayor brevedad posible.
Art. 9.º Queda autorizada la circulacion y uso de patrones que sean el doble, la mitad ó el cuarto de las unidades legales.
Art. 10.º Tan luego como se halle ejecutado, en cuanto sea indispensable, lo dispuesto en los artículos 7.º y 8.º, principiará el gobierno á plantear el nuevo sistema por las clases de unidades cuya adopción ofrezca menos dificultad, esteniéndolo progresivamente á las demas unidades, de modo que antes de diez años, quede establecido todo el sistema. En primero de enero de mil ochocientos sesenta será este obligatorio para todos los españoles.
Art. 11. En todas las escuelas públicas o particulares, en que se enseñe ó deba enseñarse la aritmética ó cualquiera otra parte de las matemáticas, será obligatoria la del sistema legal de medidas y pesas y su nomenclatura científica, desde primero de enero de mil ochocientos cincuenta y dos, quedando facultado el gobierno para cerrar dichos establecimientos siempre que no cumplan con aquella obligacion.
Art. 12. El mismo sistema legal y su nomenclatura científica deberán quedar establecidos en todas las dependencias del Estado y de la administracion provincial, inclusas las posesiones de Ultramar, par primero de enero de mil ochocientos cincuenta y tres.
Art. 13 Desde la misma época serán tambien obligatorios en la redaccion de las sentencias de los tribunales y de los contratos públicos.
Art. 14. Los contratos y estipulaciones entre particulares en que no intervenga escribano público, podrán hacerse válidamente en las unidades antiguas, mientras no se declaren obligatorias las nuevas de su clase.
Art. 15. Los nuevos tipos ó patrones llevarán grabado su nombre respectivo.
Art. 16. El gobierno publicará un reglamento determinando el tiempo, lugar y modo de procederse anualmente á la comprobacion de las pesas y medidas, y los medios de vigilar y evitar los abusos.
Art. 17 Los contraventores á esta ley quedan sugetos á las penas que señalan ó señalaren las leyes contra los que emplean pesas y medidas no contratadas.
[…]
Dado en San Ildefonso á diez y nueve de julio de mil ochocientos cuarenta y nueva.=Está rubricado de la real mano.=El ministro de comercio, instruccion y obras públicas.=Juan Bravo Murillo. -
El obispo de Barcelona prohibe El Cura de Aldea, del valenciano Morón
Cura de Aldea (El), novela publicada en el folletin del periódico de Madrid tit. El Trono y la Constitución, escrita por D. Fermin Gonzalo Moron.