Etiqueta: Parque de la Ciudadela

https://lh6.googleusercontent.com/-GIZV8xeEs2o/T-IaA-w0WII/AAAAAAAA_pg/r5wRNSE7h3o/s560/parque_ciudadela.jpg////Proyecto de Josep Fontserè i Mestre para el parque de la ciudadela, 1873////Biblioteca de Catalunya////http://cataleg.bnc.cat/record=b2188380~S13*cat#

  • Galdós: recuerdos de la Barcelona revolucionaria del 68; la Rambla, la Muralla del Mar y el Jardín del General; el guerracivilismo de los españoles; su primera novela

    Al salir de Barcelona [en 1903] el maestro Galdós ha enviado á EL LIBERAL en Barcelona una notable impresión, cuyo especialísimo tono local no le resta mérito alguno fuera de la ciudad condal.

    Sobriamente evoca Galdós los sucesos de Septiembre del 68, y la antigua ciudad.

    Es éste un documento muy interesante, además, por lo que cuenta de Los Episodios nacionales.

    Dice así:

    Sr. Director de EL LIBERAL.

    Me pregunta usted si es antiguo mi conocimiento de Barcelona, y cuántas veces he visitado á esta ciudad. Más fácilmente que puntualizar las visitas, puede mi memoria dar á usted noticia de la primera tan remota, que ahora me parece, como quien dice, perdida en la noche de los tiempos. Ello fué en días inolvidables, de los que marcados quedaron en la Historia patria como días de buena sombra, resultando también de feliz agüero en la vida individual, particularmente en la mía. En Barcelona pasé las dos últimas semanas de Septiembre de 1868, y el memorable día 29, fechas, como usted sabe muy bien, de las más famosas del siglo nuestro, que es el pasado, todo él bien aprovechado de crueles guerras, mudanzas y trapisondas.

    Ya ve usted si son de largo tiempo mis amistades con la capital de Cataluña. El prodigioso crecimiento de esta matrona, nadie tiene que contármelo, porque lo he visto y apreciado por mí mismo, un lustro tras otro. En Septiembre del 68, rota ya la cintura de murallas que oprimían el cuerpo de la histórica ciudad, empezaba ésta, por una parte y otra, á estirar sus miembros robustos nutridos por sangre potente. La he visto crecer, pasando de las moderadas anchuras á las formas de gigante que no cabe hoy en las medidas de ayer, ni ve nunca saciadas sus ansias de mayor vitalidad y corpulencia.

    A mediados de Septiembre vine de Francia con mi familia, pasando el Pirineo en coche, pues aun no había ni asomos de ferrocarril entre Perpiñán y Gerona. Recuerdo que por falta de puente en no sé qué río, la diligencia se metía en las turbias aguas, atravesándosas de una orilla á otra sin peligro alguno, al menos en aquella ocasión. De Figueras, conservo tan sólo una idea vaga. En cambio, Gerona, donde pasé un día con su noche, permaneció en mi mente con impresiones indelebles… [Gerona y los Episodios Nacionales]

    Barcelona fúe para mí un grato descubrimiento y un motivo de admiración, aun viniendo de París y Marsella. Me sorprendían y cautivaban la alegría de este pueblo, la confianza en sí mismo, y el ardor de las ideas liberales que entonces flameaban en todas las cabezas, aquel ingénuo sentimiento revolucionario, ensueños de vida progresiva y culta, tras de la cual corrían con igual afán los que conocían el camino y los que ignoraban por dónde debíamos ir para llegar salvos. En aquellos hermosos días de esperanza y fe, tenía la Libertad millones de enamorados, y lo que llamábamos Reacción había caído en el mayor descrédito. El sentimiento público era tan vivo, que las cosas amenazadas de muerte se caían solas, sin que fuera menester derribarlas.

    La principal hermosura de Barcelona era entonces su Rambla, rotulada con diferentes nombres, desde Santa Mónica hasta Canaletas. Viéndola hoy [1903], paréceme que nada ha cambiado en ella, y que su animación bulliciosa de hace treinta años era la misma que actualmente le da el contínuo trajín de coches y tranvías. La Rambla es de esas cosas que, admitiendo las modificaciones que trae el tiempo, no envejecen nunca, y conservan eternamente su frescura risueña y la sonrisa hospitalaria.

    El paseo más grato era entonces la Muralla de Mar, á la que se subía por la rampa de Atarazanas, y se extendía por lo que es hoy paseo de Colón. El paseante iba por el alto espacio en que se mecen hoy las cimas de las palmeras, y por un lado dominaba el puerto, en el cual hacían bosque los mástiles de los buques de vela, por otro podía curiosear el interior de los primeros pisos. Ya se hablaba de demoler la muralla, y los viejos se lamentaban de la destrucción de aquel lindo paseo, como de la probable pérdida de un sér querido; tan arraigada estaba en las costumbres la vuelta diaria por el alto andén en las tardes placenteras de verano. Los jóvenes la vierno desaparecer, y ya no se acuerdan de lo que fué uno de los mayores encantos de la vieja Barcelona.

    El ensanche estaba ya bosquejado, y en el Paseo de Gracia iban tomando puesto las magníficas construcciones, que eran albergue y vanagloria de los ricos de entonces. Aun faltaba mucho para que se pudiera admirar la parada de casas con que el citado Paseo, la Rambla de Cataluña, la Granvía y otras nos deslumbran y fascinan, pasándonos por los ojos la vida fastuosa y un tanto dormilona de los millionarios de hoy. De jardines públicos no recuerdo más que el llamado del General, más allá de la Lonja, hacia el Borne. Era tan chico y miserable que si hoy existiera lo miraría con burla y menosprecio la más menguada plazuela de la moderna ciudad. Más allá se extendía la trágica Ciudadela, odiada del pueblo, que anhelaba destruirla, y casi casi anticipaba la demolición con sus maldiciones y anatemas.

    Me parece que estoy viendo al conde de Cheste, en aquellos días de Septiembre, recorriendo la Rambla, seguido de los mozos de escuadra. Su arrogante estatura se destacaba entre el gentío, que le veía pasar con respeto y temor. Del último bando que publicó, conservo en mi memoria retazos de frases que denunciaban su carácter inflexible, su adhesión á la causa que defendía, así como sus gustos literarios, propendiendo siempre á cierto lirismo militar, muy propio de los caudillos de la primera guerra civil. No recuerdo bien si fué el 30 ó el 31 cuando empezaron á correr las primeras noticias de la acción de Alcolea. Fueron rumores, que más parecían ilusiones del deseo. Primero, secreteaba la gente en los corrillos de la Rambla; después, personas de clases distintas soltaban el notición en alta voz; y los crédulos y los incrédulos acababan por abrazarse… Lo que pasó luego en la ciudad no lo supe, porque mi familia tuvo miedo, creyendo que se venía el mundo abajo, y como habíamos de salir para Canarias, se resolvió abandonar la fonda de las Cuatro Naciones, y buscar seguro asilo á bordo del vapor América, que había de salir en una fecha próxima. Aquella noche, tertuliando sobre cubierta mi familia y otras que también huían medrosas, vimos resplandor de incendios en diferentes puntos de la población. El pueblo, inocente y siempre bonachón, no se permitía más desahogos revolucionarios, después de tanto hablar, que pegar fuego á las casillas del fielato.

    Viajeros pesimistas, que iban con nosotros, auguraban asolamientos y terribles represalias que ponían los pelos de punta; pero nada de esto pasó, al menos por entonces. El pueblo, aquí como en el resto de España, rarísima vez ha sido vengativo en las conmociones puramentes políticas. Se ha contentado con un cambio infantil de los nombres y símbolos de las cosas, así como los primates apenas han sabido otra cosas que erigir nuevas columnas en la Gaceta, llenas de ineficaz palabrería.

    Tengo muy presente al segundo de á bordo, catalán de acento muy cerrado, sujeto entrado en años, locuaz, ameno y de feliz memoria. Monstrándome el edificio de la Capitanía general, que tras la Muralla del mar desde el vapor se veía, me contó con prolijas referencias de testigo presencial la horrible muerte de Bassa, como lo arrojaron por el balcón, como lo apuñalearon, y echándole una cuerda al cuello, arrastraron por las calles su acribillado cuerpo. Poco sabía yo de estas cosas. De la dramática historia del siglo sólo conocía las líneas generales, y eran vagamente sintéticas mis ideas sobre las sanguinarias peleas por los derechos de dos ramas dinásticas, sin que en tan estúpìda y fiera lucha haya podido ninguno de los dos bandos demostrar que su rama valía más que la otra.

    Naturalmente, no pensaba yo así en aquel tiempo, pues mis conocimientos de la historia patria eran cortos y superficiales, y del libro de la experiencia había pasado muy pocas hojas. Los frutos de la verdad son tardíos. Vienen á madurar cuando maduramos; pero en nuestro afán de vivir á prisa, comemos verde el fruto, y de aquí que no nos haga todo el provecho que debemos esperar… Como digo, yo sabía de estas cosas menos de lo que hoy sé, que no es mucho, y mis inclinaciones hacía la novela eran todavía indecisas por estar la voluntad partida en tentativas y ensayos diferentes. La Fontana de oro, primer paso mío por el áspero sendero, no estaba aún concluída. Ín diebustillis [In diebus illis: en días aquellos], cuando por primera vez estuve en Barcelona, llevaba conmigo dos tercios próximamente de aquella obra, empezada en Madrid en la primera del 68, continuada después en Bagneres de Bigorre, luego pasada por Barcelona y las aguas del Mediterráneo para que se refrescara bien, y concluída por fin en Madrid andando los meses.

    El vapor América salió para Canarias, y á mí me dejó en Alicante.

    **********

    Dispénseme usted, señor director… Las horas vuelan, y está cerca ya la de mi partida de Barcelona.

    Quédese la continuación para el año próximo.

    B. Pérez Galdós.

    Barcelona 8 de Agosto de 1903.

  • Primera Fiesta del Árbol, dedicada a un renacimiento español tanto geotécnico como moral; inauguración del «menhir» del Parque de la Ciudadela

    […]

    [F]ue numerosísimo el [público] que acudió ayer al Parque á presenciar la Fiesta del Árbol, verificada por iniciativa de nuestro ilustrado colaborador el ingeniero de montes don Rafael Puig y Valls y patrocinada por el Ayuntamiento de Barcelona.

    En el Palacio de Bellas Artes se organizó la comitiva, que en el orden que publicamos se puso en marcha á las cuatro de la tarde, presidida por una nutrida comisión del Municipio, que á su vez lo era por el alcalde doctor Robert.

    Por el paseo central del Parque, el de circunvalación y por el puente de la Sección Marítima desfiló la comitiva, que se detuvo ante el pórtico del Museo Zootécnico.

    En este punto e! señor Puig y Valls pronunció un notable discurso en el que historió el origen de la fiesta que se celebraba, ensalzando á la vez su trascendencia.

    […]

    Yo querría, en este instante, presentar á la vista de todos el aspecto desolado de las montanas españolas; yo querría que pasaran por delante de vuestros ojos los campos abandonados, las tierras sin cultivo, las comarcas ardientemente soleadas, sin sombra y sin abrigo, los cauces secos, llenos de cantos rodados, arrancados de las alturas que caen á impulsos de aguas desbordadas, rebotando por todas partes y dejando en todas ellas huellas de desolación y de ruinas; porque si vierais todo esto, si vierais yermos los campos, abandonadas las campiñas y arrasadas las montañas, os parecería más dolorosa aún la falta de buen sentido de nuestros hombres de Estado, de olvidar el cuidado del patrimonio nacional, sin mostrar prudencia y cautela en el gobierno de nuestras ya perdidas colonías.

    Afirmemos en la inteligencia del niño el amor á los árboles que vamos á plantar; sumad estos amores que arraigarán, con fuerza, en diversos puntos de España, y sin sentir solo por méritos de esta Fiesta, que el niño no olvidará jamás, habréis formado una red de voluntades en cuya tupida malla reservaremos una riqueza que solo la codicia irracional pudo reducir á la menguada condición en que hoy se halla.

    Que al alto ejemplo de Barcelona y á nuestro llamamiento respondan los demás pueblos de Cataluña y de España entera, que así nuestra riqueza crecerá, nuestra tierra será más hermosa, nuestras montañas más fecundas, consiguiéndose de esta manera, aunque sea lentamente, el olvido de nuestros desastres y la reparación de nuestros terribles infortunios.

    […]

    A seguida el alcalde doctor Robert, pronunció elocuentes palabras en loor del acto que se verificaba…

    […]

    [E]s más que hermosa, es simbólica.

    Hay, añadió, que cuidar los árboles, que son nuestros amigos y que sanean una atmósfera que el hombre se encarga de envenenar.

    Comparó los árboles con los niños, diciendo que éstos son arbolitos de carne que han de crecer, bien atendidos y bien dirigidos.

    Se habrá querido por alguien acusarnos de querer resucitar una idea pagana adornando á los árboles.

    Lejos están los que tal piensen, pues que adorando á la Naturaleza se adora á Dios.

    […]

    Acto continuo se trasladó la comitiva al campo de plantación, en donde los niños de las escuelas municipales procedieron al planteo de sin número de arbolillos.

    Entonces, también, se descubrió la piedra conmemorativa de la fiesta del Arbol en Barcelona, haciendo entrega á la vez el señor Puig y Valls al Alcalde de la bandera, confeccionada exprofeso para el acto que relatamos.

    Luego, en el pabellón de la Trasatlántica, los niños fueron obsequiados con una merienda.

    […]

  • Indemnizaciones para los herederos de los propietarios desalojados de la Ribera en 1715

    Terrenos de la ex-ciudadela de Barcelona

    Terminando el 17 de diciembre del presento año el plazo dentro del cual los herederos y sucesores de los propietarios de edificios y tierras que fueron objeto de ocupación en el año 1715 y siguientes para la construcción de la Ciudadela, puedan reclamar del Ayuntamiento la indemnización á que tienen derecho en virtud de la ley de cesión de 18 de diciembre de 1869, se invita de nuevo á los que no han otorgado ya poderes ó no han incoado por sí la reclamación, para que se pongan de acuerdo con el representante de la mayoría de los propietarios hasta hoy dia reclamantes, señor marqués de Montoliu, (Codols, 16, 2.°), de dos á cinco de los días laborable, si no quieren que sus derechos prescriban.

    Nota. Se ruega á los herederos y sucesores de Francisco Amat. sucesor á su vez en 1789 de Jaime Muns, llamado Pasaportodo, á los de Francisca Bastero, Ignacio Castellet, José Font, José Gregorio, Raimuudo Pujol, José Palan, Estefania Roig, María Rosell, José Romeu, J. Sanjust, Gerónimo Sallares, José Soldevila, Sra. Trías, D.ª Margarita Frígola y D. Juan Santamaría se presenten cuanto antes para enterarles de documentos que les interesa.

  • ¿Primera carrera de automóviles en España?

    CARRERAS DE VELOCÍPEDOS

    Se celebrarán mañana, 24 de septiembre en el paseo de coches del Parque de esta capital, á las nueve.
    1.ª Carrera.—«Juniors» (3 vueltas).—Premio: 1.°, una medalla de plata dorada; 2.°, id.id. de plata; 3.°, id. id. de cobre (concedida por Los Deportes).
    2.ª Carrera. — «Nacional Profesional» (5 vueltas).—Premio: 1.°, 150 pesetas; 2.°. 100; 3.°,75.
    3.ª Carrera,—«Nacional-Amateurs» (4 vueltas).—Premio: 1.°, un magnífico objeto de arte (donativo del Alcalde); 2.°, un jarrón de fayance (de don Francisco Aurígemma); 3.°, un alfiler de corbata, de Toledo, incrustado en oro (de don Manuel Beristain).
    4.ª Carrera.—«Máquinas múltiples» (6 vueltas). — Premios: 1.°, 75 pesetas; 2.°, 50; 3.°. 25.
    5.ª Carrera. — «Motociclos» (6 vueltas).— Premios: 1.°, una escultura de fayance representando un ciclista (de don Jaime Farigola) 2.°, un jarrón fayance (de don Francisco Aurígemma).
    6.a Carrera.—«Coches automóviles» (6 vueltas). —Premio: 1.°, una escultura de bronce representando un ciclista con su bicicleta (de los señores Vives y C.ª); 2.°, un objeto de arte (de los señores Comas y C.ª).

    Jurado
    Presidente honorario: don Claudio de Rialp.—Presidente efectivo: don Manuel Duran y Ventosa.— Vicepresidente 1.°: don Santiago Tos.—Vicepresidente 2.°: don Juan Iglesias. —Juez de salida: don Guillermo Green.—Juez de llegada: don Joaquín Bordóns.—Contador de vueltas: don Enrique Pujó.—Jefe de comisarios: don Delmiro Tutain.

    Comisarios de pista.—Don José Elías Juncosa, don Francisco Nohet, don Arturo Toutain, don Andrés del Corral, don B. Maristany, don J. Cabrer, don J. Macaya y don L. Cuadrillero.

    Observaciones 1.ª Las carreras se regirán por el Regla-mento de U. V. E.
    2.ª La admisión de inscripciones terminará el 23, sábado, á las nueve de la noche, y deberán hacerse en el establecimiento de los señores Pujó Hermanos, calle Diputación, 253, esquina Universidad, siendo las cuotas para las matrículas 2 pesetas por carrera. La inscripción para las carreras de motociclos y automóviles será gratuita.
    3.ª Las decisiones del jurado serán indiscutibles é inapelables.
    4.ª El Jurado se reserva el derecho de alterar el orden en que deben verificarse las carreras, si así lo estimase conveniente.
    5.ª El Jurado podrá no admitir á todo corredor que no juzgue digno de presentarse ante el público.
    6.ª Si por el mal tiempo ó causas agenas á la voluntad de la Comisión, se suspendieran las carreras, los corredores no tendrán derecho á reclamar indemnización alguna.

  • Muere Juan Manuel Durán del Plus Ultra en un accidente aéreo

    El lunes 19 de julio de 1926 ocurrió una muy sensible desgracia en esta ciudad. Durante unas maniobras, en las que también tomaban parte buques, de guerra y aviones, el teniente de navío don José María Duran González, de 26 años, falleció víctima de un accidente aéreo. El aparato que tripulaba chocó con otro tripulado por el alférez de navío señor García. El señor Duran era uno de los héroes del vuelo España-Argentina en el avión «Plus Ultra».

    Apenas se tuvo noticia del desgraciado hecho, el alcalde accidental señor Ponsá me delegó para manifestar su pesar y el de la ciudad a las autoridades de Aviación y Marina. El entierro del capitán Duran desde el Hospital Militar, situado entonces en la calle de Tallers, hasta el cementerio del S.O. donde quedó depositado, constituyó una demostración de condolencia muy numerosa. Como nota interesante, por lo nueva e importante, destaquemos las evoluciones de dos dirigibles, arrojando flores al paso de la comitiva y las que realizó una escuadrilla aérea al llegar la comitiva a la calle Marqués del Duero. El cadáver del teniente Duran fue trasladado, por disposición expresa de don Alfonso XIII, primero a Cádiz y luego a Jerez de la Frontera, donde recibió sepultura en el panteón familiar [sic].

    Poco tiempo después de ocurrido el fallecimiento del teniente Duran, cerca del edificio del restaurante Miramar, (hoy edificio de la TV) se erigió un monumento en honor del fallecido.

    El lugar escogido es desafortunado, ya que nadie lo ve ni casi puede verlo aunque se lo proponga. Hace tiempo gestiono su traslado a un lugar adecuado del Parque. Veremos si lo logro. En el monumento, una placa reza: «Al teniente de navío don Juan Manuel Duran, tripulante del Plus Ultra». El pedestal sostiene una figura simbólica de bronce.

    Estoy seguro que muchos barceloneses no tienen la menor idea de su existencia, ni han leído jamás su inscripción.

  • Unos skins matan al travesti Juan José Rescalvo en la Glorieta de los Músicos

    La sección quinta concluye que los seis rapados, -«amigos y simpatizantes de los grupos skin head, caracterizados por su hostilidad hacia los vagabundos, indigentes, prostitutas, homosexuales y demás colectivos marginales»- se colaron en el parque de la Ciutadella, tras tomar varias copas. En su paso tropezaron con dos travestis que dormían en la glorieta de los músicos. Como éstos les llamaron la atención, los procesados, al ver que eran homosexuales, empezaron a castigarles.

    Para la sala, los acusados, tres de ellos menores de edad, estuvieron movidos por la «intención de matar», elemento que se desprende de «la brutalida de la agresión, no sólo por la reiteración, sino también por el medio empleado, botas de tipo militar con las punteras reforzadas de acero». Además, añade, «cuando deciden dar por terminad a su actuación, pensando que ya han matado a sus víctimas, bajan de la tarima, pero al oír que uno respiraba, deciden subir a rematarle». Juan José Rescalvo Zafra, «Sonia», falleció, mientras que Ernesto Romero Arévalo, «Dori», quedó malherido. Al irse, cuatro de los acusados -los hermanos López, Alsina y Parlade- encontraron a tres mendigos: dos escaparon, pero Miguel Pérez Barreiros perdió el único ojo con visión.

  • Muere Copito de Nieve

    Entrevista a Sabater i Pi:

    – Ara passaré a fer-li unes preguntes sobre Floquet de Neu.
    – Però això ja ho sap tothom. Se n’ha parlat ad nauseam.
    – Sí, però jo li faré preguntes més a nivell humà. Vostè quan veu el Floquet en el seu recinte què sent?
    – Jo crec que aquests animals -no el Floquet de Neu- els goril·les i especialment aquests animals intel·ligents, no haurien d’estar en un parc zoològic. És com un humà dins la presó. Jo he treballat al parc zoològic, però no hi estic a favor.
    -Com creu que hauria de ser un parc zoològic?
    – Crec que no n’hi hauria d’haver. Per veure animals hi ha vídeos molt bonics o, per a aquells que tenen diners, que se’n vagin al’Àfrica i participin en un safari fotogràfic d’aquells.
    – És a dir, troba aberrant la tasca de reclutament d’animals com si fos una col·lecció.
    – Això tenia un sentit al segle XIX quan la gent no sabia res i veien la girafa, el talp; però avui en dia no té sentit perquè fan unes pel·lícules magnífiques. No val la pena… Què n’opines? A més implica sacrificar aquests animals, condemnar-los.
    – Quan veig un gran primat o un de petit, els miro als ulls i m’hi sento reflectida. Els seu ulls són tristos.
    – I les seves activitats són repetitives. Són malaltisses.
    – És com si empresonessis un home.
    – Fan estereotípies constantment. Es mengen els excrements, es mengen els vòmits. Això, en estat natural, no ho fan. Ara hi ha una noia que està fent el doctorat, la Sandra, que està estudiant el reconeixement dels goril·les davant dels miralls i ha descobert que n’hi ha un que es reconeix! Això és un descobriment importantíssim, perquè sempre s’havia dit que els goril·les no es podien reconèixer. I per què es coneix aquest? Per diversos motius. Es coneix perquè és un animal molt tranquil, que no es menja els vòmits, que no és copròfag, això vol dir que els goril·les, quan estan bé, es coneixen davant del mirall. Això també vol dir que els del zoo estan tots malalts, són tots uns psicòtics.