Etiqueta: Luis de Galinsoga

  • Cena eufórica en el Palacio Nacional y el Pueblo Español

    Una eufòria semblant, igualment violenta, vaig viure-la a Barcelona, a l’estiu del 1939, en un dinar que va fer-se al Palau Nacional de Montjuïc en honor dels ex-combatents. Certament, jo formava part de l’excèrcit vencedor, però no sé ben bé què hi feia. Era un gran dinar, amb més de 5.000 persones a taula. Vaig assistir a un acte que tenia totes les característiques de la bacanal romana, amb els ex-combatents pujats a taula, ballant, cantant, cridant i trencant plats, gots i ampolles. No sé qui pagava, però sospito que anava a compte de l’Ajuntament de Barcelona, a compte de Mateu. Va ser deplorable, és clar. Però comprensible: la incertesa de tres anys de guerra s’havia convertit finalment en un espectacle sota las columnates del gran saló oval del palau.

  • Intercambio de prisioneros de guerra alemanes y aliados en el puerto

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    Entre los dos mil prisioneros de guerra, ingleses, norteamericanos y alemanes llegados a bordo de los buques «Gripsholm» y «Gradisca», figuran los generales Crammer y O’Caroll

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    GRACIAS A NUESTRA NEUTRALIDAD

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    Inmediatamente después de descender los generales citados lo hicieron por parte del «Gradisca» un grupo de trece indios, el más viejo de ellos tiene sesenta años y se llama Said Mean, declarando que se sentía muy contento de volver a su casa en Calcuta. Todos pertenecían a la tripulación del buque «Devin», que fue torpedeado por un submarino alemán en el Océano Indico, y han permanecido prisioneros en un campo de concentración alemán durante tres años y diez meses.

    Por parte del «Gripsholm» los primeros en descender fueron unos soldados pertenecientes al Afrika Corps, y a la cabeza de ellos un mutilado que desde su camilla recibió con visible emoción un ramo de flores que le entregó la esposa del jefe del Partido Nacional Socialista alemán, quien le dio la bienvenida en nombre de todos sus compatriotas y del pueblo alemán.

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    En el «Gradisca», y al mando del coronel médico de la Marina doctor Treü, llegaron 814 prisioneros británicos, 19 americanos, 20 civiles británicos, 67 civiles americanos y 101 enfermos en camilla, con un total de 1.021, De ellos 60 australianos con su característico chambergo, hechos prisioneros en Creta e internados en un campo de concentración de Breslau; 200 escoceses, tocados con sus típicos gorros de colores, hechos prisioneros hace cuatro años en Francia y que han permanecido en un campo de concentración de Polonia.

    También hay algunos neozelandeses y, como ya se ha dicho, trece indios. Todos los canjeados fueron hechos prisioneros en las campañas de Dunkerque, Dieppe, Creta, Grecia y norte de África.

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    En el «Gradisca» llegó también el periodista norteamericano Larry Alex, de la Agencia Associated Press, corresponsal de guerra desde los primeros días da la conflagración en la Marina británica. Presenció todos los combates navales que se desarrollaron frente a las costas africanas, resultando su barco torpedeado en uno de ellos y siendo hecho prisionero por las fuerzas alemanas en Tobruk.

    Este periodista fue recibido por el director en España de la citada Agencia de información, señor Foltz, que ignoraba completamente su llegada a Barcelona.

    El señor Alex ha sido galardonado por su país con el premio Pulitzer de periodismo por sus reportes de guerra…

  • «El pueblo en masa recorr[e] las calles de la ciudad expresando [en castellano y catalán] su decisión de mantener incólume la independencia de la Patria»

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    Ya en las primeras horas de la mañana empezó a iniciarse la animación en distintos puntos de la ciudad. Desde sus barriadas extremas las gentes acudían al Paseo de Gracia y calles por donde estaba anunciado el paso de la manifestación, portando centenares de pancartas alusivas en las que la protesta popular y el patriotismo hallaban formas ingeniosas de expresión para condenar la campaña de falacias con que se quiere entorpecer la vigorosa marcha de España hacia su imprescriptible destino.

    No solamente desde las barriadas, sino también desde todos los centros universitarios, fábricas, industrias y entidades de todo orden fueron saliendo numerosos grupos de manifestantes para engrosar el gentío que ya mucho antes de la hora prevista para iniciar el desfile ya llenaba totalmente y en toda su amplitud inmensa el Paseo de Gracia, calles adyacentes y una buena parte de la Avenida del Generalísimo, a derecha y izquierda del Paseo de Gracia.

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    Ya desde la noche anterior, las calles ciudadanas estaban materialmente cubiertas de octavillas en castellano y catalán, en las que se expresaba la voluntad popular de oponerse rotundamente a toda intromisión de allende las fronteras, ratificando la devoción española hacia el Generalísimo.