Etiqueta: Fernando Afán de Ribera y Téllez-Girón

  • Un alboroto mallorquín impide la celebración del Día de Todos los Santos en Santa María del Mar

    Los mallorquines también el día de Todos Santos por la mañana, año de 1622, en la calle de los Escudilleros, empezaron á mover un ruido con los paisanos, unos gritando viva la tierra, otros viva Mallorca y bien que se sosegó allí; pero después á la tarde bolvióse á mober la brega, y espada en mano se entraron á cuchilladas en Santa María del Mar, de calidad que hubieron de dejar los oficios de difuntos que se cantavan: desviados de allí, se fueron los mallorquines á la Merced y entraron en la iglesia con las mismas voces, y á cuchilladas mataron un platero; llegó la noticia al Virrey, que mandando salir dos jueces de corte por la ciudad, con parte de su guardia, se hicieron los mallorquines á la marina, escondiéndose entre barcos y barracas; pero prendiéronse muchos, bien que después de muchos días de cárcel salieron bien, porque los padrinava el conde de Sevalla (Zavellá) que interponiéndose con el de Alcalá, virrey, les consiguió la libertad.

  • Cónclave internacional de los padres Mínimos para elegir Corrector General

    Para el día de pasqua de Spíritu Santo, tenían conbocado capítulo general los religiosos mínimos de San Francisco de Paula, para elegir General, función que se hace de seis en seis años y ésta tocava el celebrarla en Barcelona. Ivan acudiendo los provinciales y demás sugetos que tienen voto de todas las naciones y provincias, que era(n) un sin número, pues desde la Calabria venían frayles, y como ni el comvento estava acavado ni la ropa era bastante para las camas, valíanse de los devotos de la religión así para ropa como para hospedaxe de algunos: la Ciudad les dio de limosna 300 libras, pero así por acostumbrarlas dar en los capítulos provinciales como por los excesivos gastos, no se contentó el comvento con esta ayuda de costa: pidió otra vez y se dieron 200 libras más, que en todo fueron 500 libras (Moneda imaginaria catalana por la cual cuentan aún los labradores de Cataluña al consignar dotes, porciones legitimarias, precio de fincas, etc. Las 500 libras del texto, formarían hoy un total de 1.333’33 pesetas. Véase la nota de la pág. 21.), y así estuvieron contentos, y el General mandó que cada provincial diera al comvento 14 libras de ayuda de costa.

    El domingo antes de Pasqua empezaron las fiestas y los actos literarios de conclusiones, y empezó nuestra provincia de Cathaluña. Por las mañanas estaba el Santísimo patente y predicauan los mexores sugetos; defendió las conclusiones el padre fray Pedro Estaper, lector de este comvento de Barcelona, y después así como se seguían las provincias por su antigüedad y nombramiento del General, pero solas 36 provincias pudieron tener actos, por no haber lugar paramas.

    Llegado el domingo de Pasqua se entró á la elección, en la qual concurrían el General que acabava, el padre fray Joseph de Monte, provincial cathalán, y el provincial de Granada; entró también el obispo de Barcelona al capítulo, y estando juicio el General que acabava, sacó un despacho del Pontífice en que le dava lugar á concurrir por haver sido electo por muerte de otro y sólo haber gobernado cinco años: dexáronlo concurrir, y desviándose los votos españoles concordaron por último en elegir al que lo dejaba de ser [Simon Bachelier], que era de nación francesa y deudo mui cercano, sigún se decía, del Rey xptmo (Christianíssimo), hombre de algunos 45 años, de rostro venerando, y al decir la misa le asistían dos religiosos como acólittos y otro con su palmatoria llebando la estola cruzada, á modo de los que cantan el Evangelio en las misas solemnes; al otro día de la elección, que era á 4 de Junio, fué el dicho General en procesión con toda su religión á la iglesia del Aseo, y allí dijo misa solemne, pero en un altar portátil delante del maior, porque en éste sólo los generales ó provinciales de la M(e)r(ce)d la dizen, y esto por haverse dado el primer hávito de su religión en el presbiterio, que fué á San Pedro Nolasco, fundador, en presencia del señor Rey Don Jayme, San Raimundo de Peñafort, canónigo que después tomó el hávito de Santo Domingo, y del señor Don Berenguer de Palau, obispo de Barcelona, que á no ser esta preheminencia á ninguna religión se le permitiría: concluido el oficio se volvieron á su comvento, y se pasó á la elección de secretario de General, y fué el padre Joseph Monté, cathalán, y en su lugar, quiso el General nombrar por Provincial de Cathaluña á un castellano; pero resistiéndose la Provincia, eligió al padre fray Joseph Torner, cathalan, y después pasó á la conclusión de los demás negocios de su orden, que acá le tocava disponer, y se partió para Roma, dejando aquí su secretario algunos días, que estubo hasta la partencia del duque de Alcalá, porque fué á 28 de Julio.

    A dos de Julio de 1629, la Ilustrísima religión mínima celebró las exequias ó fiestas de un religioso calabrés de su misma orden, que havía muerto en opinión de Santo en la ciudad de Nápoles, cerca de tres meses havía [¿quién?]; asistieron á estas fiestas los duques de Feria, virrey de Cathaluña, y el de Alcalá virrey de Nápoles, y la ciudad de Barcelona: predicó el padre maestro fray Joseph de Monte, secretario. El religioso se llamava fray Francisco de Paulo.

  • Entra el duque de Feria, virrey de cataluña, y da una fiesta impresionante en honor de su nuevo hijo

    Aplazaron para la jura del duque de Feria por virrey de Cathaluña, el día 11 de Junio de 1629, y así ese día por la tarde se salió el Duque al lugar del Hospitalete. Empezóse á llenar el camino de gente y á pasar correos de una y otra parte, con las embaxadas que se acostumbra, de Consejo, Diputación y Ciudad: á cosa de las quatro de la tarde salió el Consexo Real con sus mazas altas y á cavallo, hasta el lugar de Sans, en donde hizo alto y despachó al Morondon (Juan Miguel de Monredon, alguacil real, que en 1.º de Mayo de 1640 le quemaron vivo con los suyos dentro de una casa, los amotinados de Santa Coloma de Farnés.) con aviso de que aguardava: estava el Duque en Provenzana, también parado, con el de Alcalá y su hijo, y respondió á la embaxada que no se moviera el Consejo, y despachó luego el Duque otro correo al Cons(ej)o y partió, y llegando á vista del Consejo, dexó su coche y montó en un hermoso caballo blanco, que con aderezo bordado de oro y plata le tenían prevenido; también estava aprestado el pendón ó guión con un Santiago á cavallo bordado en él; precedieron antes de llegar el Duque dos trompetas, con sus armas en las pendientes y mucha parte de su familia. Llegó el Consejo, y dándole la enhorabuena le pusieron en medio del Conseller y Regente. El Duque era hombre mui grueso, su vestido no se podía divisar de qué era, por solo se descubría la bordadura de plata y oro. Empezóse á caminar llebando delante las dos trompetas, el capitán de la guardia, los alabarderos y seis lacaios con librea verde y franxones de oro: venía después el Consejo y la persona del Duque, y detrás un cavallero de su familia, que vestido con baquero de terciopelo carmesí con franxas de oro, trailla el pendón; y después seguían algunos cavalleros cathalanes y el resto de la familia del Duque. Con esta orden se llegó hasta donde aguardavan los diputados, que ya tienen puesto señalado; hecha la ceremonia ordinaria, el Consejo quedó atrás y (el) Virrey se puso en medio de los diputados, hasta que llegando cerca de la Cruz Cubierta, en donde aguardaba la Ciudad, después de dado el parabién y aquellas sólitas ceremonias, se puso al lado del Virrey el Conseller sigundo, Buenaventura Gualvez, que por hallarse el Conseller en Cap enfermo, que era Bartholomé Sala, no pudo asistir, ni tampoco el cuarto, porque el día antes le hablan sacado á suerte por muerte de Pablo Magarola: suplieron estos lugares los cónsules de Lloixe [Llotja/Lonja] que llaman los Diputados. Se retiraron como acostumbran y puestos en esta forma entrando por la puerta de San Antonio, calle del Carmen, Puerta Ferriza y Plaza Nueba, llegaron al Aseo, en donde recivido por el Cavildo y conducido al altar maior prestó el juramento que es de estilo, y vuelto bajó á hacer oración á Santa Eulalia, y saliendo después tomó su cavallo, y pasando el guión ó penda (Pendón) delante, con el mismo acompañamiento, y por las casas de Diputación, Ciudad, calle del Rogomí y calle Ancha, le cortejaron hasta palacio, en donde todos se dispidieron.

    No truxo á su muger por quedar en Madrid y á últimos días de parir, ni vino dama alguna con él. Dentro de pocos días le llegó la noticia del parto que havía sido mui feliz, encomendándole Dios un hijo; y para celebrar esta alegre nueva, se publicó un sarao que se tubo en casa del conde de Eril, en frente de Junqueras, en el jardín de la misma casa. Para maior capacidad del concurso, dispúsose un grande tablado algunos palmos en alto de tierra, y al deredor colgado de ricas sedas de tapicería, y por cielo una grande vela con que venía á quedar como un gran salón, y en medio del teatro havían puesto unas divisiones para poder danzar y hacer los juegos sin estorbo alguno. Asistieron el Virrey, duques de Alcalá y hijo y nuera y todas ó las más damas cathalanas; hiciéronse torneos, monerías, danzas y bailes; empezóse el sarao á las nuebe de la noche, y acavó á las seis de la mañana; el señor Virrey dio una rica colación y, sigún se dixo, le costó el festín pasados de mil ducados, porque todos asiguraban que ni por el Rey se podía hacer cosa maior.

  • Tensión protocolaria entre flota real y ciudad, gran interés público por el embarque del duque de Alcalá, muere un amigo nadando

    Ultimo día de Junio de 1629 llegaron las galeras de Malta, que venían de las costas de Argel, pero sin haver hecho ninguna presa; al entrar disparó la capitana, y respondió luego el baluarte con quatro cañones: las demás galeras no dispararon. Súpolo la Ciudad, y que estavan dentro; embió luego orden que salieran del muelle, pues no havían saludado, excusándose el General que haviendo disparado la (capitana) y no haver sino algunos quince días que faltaban de aquí, no era preciso el saludar: replicó la Ciudad que en saliendo del reino era obligación, y por último, después de datas y respuestas, salieron aquella misma noche las galeras á la plaia y dixeron no entrarían á no haver de embarcar la ropa del duque de Alcalá, y la siguiente mañana hicieron su salva con todo cumplimiento, y al día siguiente se empezó á embarcar la ropa, y para el día siete de Julio, á la noche, se determinó la embarcación del duque de Alcalá. Fabricóse una puente desde los bancos del muelle hasta la galera, para que á pie llano se pudieran embarcar; concurrió toda Barcelona que, por ser á las ocho, hora en que la luz del día favorecía, todos desearon ver la función. Despedido el General de las galeras del gran prior de Cathaluña, así como los coches salían la Puerta del Mar, las galeras enarbolaron las vanderas, flámulas y gallardetes. Venía el Virrey con los duques de Alcalá, por ser sobrino de éstos; acompañábanles la nobleza y la guardia: llegados al muelle, dejando las carrozas, bajaron por la baxada que ay sin gradas. El Virrey y el General de las galeras hivan delante con la nobleza; venía después el de Alcalá y su hija, sirviendo de brazeros de la nuera y cuñada, y luego la Duquesa, á quien asistía su hijo el Marqués, y por último, las damas y comitiva de familia. Al entrar en la galera todas hicieron salud, y después de un rato se volvió el Virrey, acompañándole el General hasta el cavo del puente, que se desizo luego que el General estubo en la galera, haciéndose á la vela prontamente.

    Aquella noche murió anegado un zurrador camarada mío, que nadando se discurre le dio una aplopexía: su edad era de 44 años, su nombre Juan Costa.

  • Pasa por la ciudad el duque de Alba camino a su jubilación como mayordomo mayor del rey tras unos años dificiles como virrey de Nápoles

    Lunes á 24 de Septiembre 1629, cerca del medio día, llegaron quince galeras de lebante, nueve de Nápoles y seis de España. Venía con ellas el duque de Alva con su familia, que, con arribo del de Alcalá á Nápoles, acabó de ser Virrey. Desembarcó y luego se partió para Madrid. Dos días antes havía llegado con una galera el hijo maior del Duque, que por haver tenido algunos disgustos con su padre, se adelantó, y en haviendo desembarcado se partió luego á Navarra, y sigún se hablava para ajustar sus cosas, porque presto bolvería Virrey de Cathaluña.