OTRO EXITO DE LA REVALORIZACION DEL BARRIO GOTICO
BARCELONA HA RECOBRADO EN LA PLAZA DE SAN FELIPE NERI, UNO DE SUS RINCONES MAS ATRACTIVOS
SE HAN RECONSTRUIDO EN ELLA LAS FACHADAS DE DOS ANTIGUAS CASAS GREMIALES
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Por tres razones dignas de profundísima consideración merecía esta plaza de San Felipe Neri incorporarse a los planes de restauración monumental que desarrolla el Ayuntamiento: en primer término, por la noble sustancia histórica del lugar, en el cual se han desarrollado vivencias barcelonesas muy variadas e intensas; en segundo lugar, por la jerarquía artística de la iglesia del Oratorio que preside la plaza, y en tercero, por el encanto de ese remanso de quietud y gracia, situado dentro de un barrio recogido y gentil, cuyas esencias parecen reconcentrarse y espesarse todavía en la redoma de la plaza.
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En el espacio que actualmente ocupa la plaza hubo en tiempos un cementerio, como acontecía regularmente en la vecindad de las iglesias. Llamábase este paraje «Montjuich del Obispo», aludiendo acaso a alguna vinculación de sus moradores con la comunidad hebrea. A finales del siglo XVII se fundaría en Barcelona la Congregación del Oratorio instituida en Roma por San Felipe Neri, y cuya regla precisamente había sido aprobada por el Papa Paulo V, predecesor inmediato del Sumo Pontífice actual en el uso de tal nombre.
Este sería uno de tantos casos en que trascenderían a Barcelona instituciones y prácticas piadosas, apenas surgidas en cualquier punto de la Cristiandad.
El templo actual de San Felipe Neri se edificó a partir de 1748 y su interior constituye un próximo y sugestivo eco en nuestra ciudad del estilo romano de la Contrarreforma. Un romano que lo contemple y examine luego la fachada de la Diputación, copia bastante fiel del palacio Farnesio de la Ciudad Eterna, podrá creer que no se ha movido de su urbe. Con la iglesia de San Miguel del Puerto y la de la Ciudadela, la fachada de San Felipe Neri compone un valioso terceto de ejemplos de la arquitectura neoclásica barcelonesa.
Al sobrevenir la desamortización en el siglo pasado, el convento de San Felipe Neri pasó por las más diversas vicisitudes: durante un tiempo perteneció a la Universidad y en él se dieron algunas enseñanzas; más tarde, se lo apropió la Delegación de Hacienda. En la época en que Fernando de Lesseps era cónsul de Francia entre nosotros, el edificio fue dedicado a escuelas francesas.
Esta incierta y zigzagueante trayectoria tendría el remate más funesto con las destrucciones causadas en el edificio y en la plaza por un bombardeo, durante nuestra guerra. Tres casas se vinieron abajo y el templo, en el día de hoy, sigue mostrando las cicatrices de la metralla.
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Esta devastación, sin embargo, incitaría a emprender las tareas embellecedoras que hemos visto culminar. Los espacios vacíos que quedaron en la plaza permitieron concebir un atrevido proyecto: implantar en ella dos fachadas de casas gremiales, que no sólo quedarían salvadas de suerte más desairada, sino que también contribuiría a redondear el ambiente vetusto y noble del lugar.
Una de ellas era la del Gremio de Caldereros, cuya sede había estado en la calle de la Boria hasta principios de siglo. Al abrirse la Via Layetana, su fachada mereció la atención y la tutela de los urbanistas de entonces y se determinó trasladarla a la plaza de Lesseps. Aunque esta decisión fuese bastante censurable, no debemos regatearle el mérito de habernos transmitido íntegra y salva aquella colección de piedras.
También habían llegado hasta nuestros días las que formaban la fachada del Gremio de Zapateros, antaño instalado en la calle de la Corribia. Al desaparecer ésta, los sillares habían sido trasladados a los almacenes municipales.
Ambos inmuebles son del siglo XVI y hacen honor a los constructores y los picapedreros de la época. En uno y otro casos la fachada está enriquecida por elegante decoración. En Barcelona no abundan los edificios de esta edad y por lo mismo había considerable interés en rehabilitarlos.
De estas tareas comenzó a cuidar el arquitecto don Adolfo Florensa y ha seguido haciéndolo su sucesor en la jefatura del servicio municipal correspondiente, don Joaquín de Ros…
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… este nuevo triunfo de la actuación municipal en la defensa de nuestro patrimonio histórico y artístico.
Pedro VOLTES