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  • Un rediseño de bandera, supuestamente motivado por los ultrajes anticlericales cometidos por los tercios castellanos

    En la guerra de 1640, llamada comunmente por los catalanes, la guerra de los Segadores, el Consistorio de los Concelleres dispuso se hiciera una bandera nueva de guerra para oponerse y contrarestar al ejército castellano mandado por el marqués de los Velez, el cual avanzaba por la parte de Tortosa con el intento de castigar los excesos que se habian cometido en Barcelona, pero debidos estos á la efervesencia que produce siempre una revolucion popular, y motivada por los desafueros del tristemente célebre Conde Duque de Olivares, secundado por el Conde de Santa Coloma, virrey de Cataluña.

    En 6 diciembre 1640, el Concejo de Ciento deliberó sacar la Bandera de santa Eulalia.

    En 8 del mismo mes y año, por órden de los Concelleres y 24.ª de guerra se puso en la bandera la imágen de santa Eulalia, á un lado el escudo de armas de la excelentísima Ciudad de Barcelona, y en el otro un cáliz con hostia. El distinguido autor del Guia cicerone dice, que en la Bandera de santa Eulalia habia un lema de guerra sacado de la sagrada Escritura, que decia: Exurge Deus, judica causam tuam, en los Dietarios nada de esto hemos hallado.

    Sin embargo el mandar los excelentísimos Concelleres que en dicha bandera se pusiese el cáliz con hostia, quisieron demostrar que aquella guerra se hacia no tan solamente para la defensa de los privilegios hollados y escarnecidos de la patria, si que tambien para la vindicacion del augusto Sacramento del Altar, contra el cual las tropas castellanas habian hecho las mas espantosas profanaciones, y cometido horrendos sacrilegios en Riu de Arenas, Santa Coloma de Parnés y otros pueblos de Cataluña, á mas de los atropellos, violaciones y otros crimenes que á mansalva cometieron los Tercios de Castilla; siendo esta la verdadera causa que Cataluña no pudiendo sufrir tales desmanes, ni su fe tolerar injurias dirigidas á unos objetos tan sagrados y tan ardientemente venerados por ella, apurado su sufrimiento, rompióse por fin la valla, y sacudiendo con furia yugo tan pesado, se arrojó, es verdad, á cometer grandes excesos, dignos por cierto de lamentarse; pero que su paciencia no pudo aguantar mas, viéndose maltratada, escarnecida y ultrajada.

  • Destrozado el ejército habsburgo en la Batalla de Montjuic

    Avisos de 12 de Febrero de 1641.

    Estando el Jueves pasado ya despedido el Señor Conde de Monterrey, y habiendo ya besado la mano á S. M., llegó una carta del Señor Condestable de Napoles, Virrey de Valencia, en que avisaba, como Don Pedro Santa Cecilia, General de los vergantines de Mallorca, le escribió con un barquero como el Señor Marques de los Velez habia tenido un mal suceso á vista de Barcelona. Con esto se suspendió la jornada y se turbaron los Ministros y la Corte: aguardaron á que llegase correo, que entró el Sabado, que confirmó la nueva en esta forma, refiriendo el suceso con puntualidad.

    Que habiendo roto nuestro exercito á los enemigos en Martorrell, Villa del Señor Marques de los Velez, y de que se intitula Marques, y entrado el lugar con alguna pérdida de gente, y mucha resistencia, pasó adelante fiado en los viveres que esperaba por mar; y en la confusion que hallaría en Barcelona, viendo tan poderosa gente y victoriosa sobre ella. Llegó Sabado á 26 de Enero, dia de San Policarpo Papa y Martir. Convinieron á que se ganase á Monjuy, que es una eminencia elevada, desde donde se podria jugar la artillería y arrasar la Ciudad. Teníanla muy fortificada los enemigos: quedó resuelto se embarcase con todo el grueso: no se executó esta orden el día siguiente, sino que acometiesen siete tercios; y lo restante quedase abaxo de reten. Domingo, pues, marchó la caballería del cargo del Señor Don Alvaro de Quiñones, por el cuerno izquierdo; y la del Señor Duque de San Jorge por el derecho, yendo este Caballero con ánimo de mezclarse con la caballería del enemigo, y ocupar la puerta: cosa imposible y temeraria. Para esto hizo instancias con Don Alvaro, para que cerrase por aquella parte, y cogiesen en medio al enemigo, que estaba con su caballería al abrigo de la mosquetería de la muralla, y al reparo de una media luna que tenia delante de la puerta, y la artillería de la Ciudad. El Duque en fin embistió con su caballería, con todo denuedo y valentía; y al mismo tiempo la de Don Alvaro, pero con mas dicha y mas orden; porque el Duque como tan bizarro y. valiente se empeñó tanto, que le dieron dos mosquetazos, de que murió con lastima y pérdida general; y juntamente dos Capitanes de Corazas que le seguían Don Garcia de Cavanilas, y Don Fadrique Espatafora, sobrino del Señor Duque de Nochera. Hirieron al Comisario General Don Felipe Felinghon [Vellingen, Fellingham???], mataron su Teniente, algunos Caballeros y gente particular. Don Alvaro dispuso con mas cordura la gente de su cargo y caballería de las órdenes cerrando con el enemigo hasta el foso con mucho daño suyo; y luego se retiró, segun escriben, con la mas rara orden que se ha visto hasta hoy caballería, á tiempo. que los acrivillaban con artillería y mosquetería. La infantería que subió á ganar á Monjuy, ocupó con valor un trincheron, quiso abanzarse á parte que no pudieron sustentarla, y cejaron al trincheron mismo. El enemigo cobró ánimo con esto y con llegar su socorro; con que los nuestros desalentaron y perdieron lo ganado, y gente considerable: cerró la noche y se retiraron abaxo. Los Cabos que gobernaban estos Puertos eran Franceses, y muy soldados. Aquella noche hicieron nuevos reparos; cargó mucha gente, con que imposibilitaron el volver á embestirle, por estar nuestro exercito cansado, y sin haber comido en dos dias,con que se determinó por no arriesgarle todo retirarse á Tarragona. Murieron dos sobrinos del Señor Marques de los Velez, y el Señor Conde de Tiron [Tyrone], Maestre de Campo de Irlandeses, del Orden de Calatrava, Gentil-Hombre dé la Cámara del Rey [Shane O’Neill]; descendientes de los Reyes de Irlanda, y despues del Señor Conde de Tirconel [Tyrconnell], el succesor de aquella Corona. Murió tambien el Sargento mayor Don Diego de Cárdenas y Luzón.

    En quanto á las disposiciones del enemigo, se dice que tienen á Barcelona muy pertrechada de todo lo necesario, para esperar un largo sitio, y gente para hacerse con otro mayor exercito. Y que si Mos de Espinan no les hubiera faltado (que dicen cumplió su palabra), con mucha infantería y caballería en Martorrell deshicieran el exercito del Rey. Añaden que todo el campo de Tarragona, menos la Ciudad, ha vuelto á tomar las armas, con pretexto de malos tratamientos que han hecho los soldados, aun en los lugares entregados sin resistencia. Dicen que el número es de ocho mil hombres, acaudillados de Don Josef Margarit, primo de Don Anton Armengol, Baron de Rocaforte, á quien ahorcaron en Cambriles, y de un hermano suyo, Monge Bernardo, y otros deudos y Cabos, que han ido por los mismos pasos del Señor Marques de los Velez, con ánimo de cortarle. Otrosí dicen que los Catalanes, deshauciados de clemencia y piedad, han dado la proteccion al Rey de Francia, y jurado por Conde al Delfin su hijo, y para esto, que ha entrado en Barcelona el Duque de Halwin [Halluin], con infantería y caballería: y que el Arzobispo de Burdeos corre el mar con buena armada, habiendo dexado otro golpe hacia Cantabria. Tambien se dice que el de Halwin ha preso á Mos de Espinan, por achacarle ha usado infidelidad con los Catalanes; y que él se disculpa, con que se vió oprimido en Tarragona con poca gente, para oponerse á un exercito tan pujante; y que asi pactó de volverse á Francia. Culpante estos otros de que se ha dexado sobornar y ha sido infiel al empeño en que se habia puesto por parte de su Rey, cosa que puede creerse siendo Francés. Hablase demás de esto en que la Villa de Perpiñan, la fuerza y guarnicion, se ha entregado á los naturales, opresos de la hambre, no se sabe con que certeza; pero si es asi viene á ser un mal golpe para las armas de S. M. Algo debe de haber, pues han llevado á la cárcel pública de esta Corte, á los Síndicos del Principado, y á Don Juan Grao de Monfal con su Agente.

    […]

    Corre aquí voz de que los Catalanes han dado saco al gran Santuario de nuestra Señora de Monserrat, y muerto á puñaladas á su Abad. Y si esto es asi, no hay duda que tendremos en nuestro favor á Dios: pues enemigo que tanto le enoja, por nosotros hace: estimase el robo en casi un millon.

    […]

  • Incremento en consejeros de cinco a seis

    Resuelve el consejo que en adelante los concelleres sean seis y nó cinco.

  • La capitulación de Barcelona pone fin a la Sublevación de Cataluña

    Barcelona capitula con las tropas de Felipe IV, y se termina la guerra civil que empezó en 1640.

  • Terremoto

    a les 4 h 45 m. (Dietari…)

  • Fiestas reales para celebrar el nacimiento de Carlos II

    Fiestas reales en celebridad del nacimiento de Cárlos II.

  • José Oriol, bachiller en teología

    La Universidad literaria confiere al beato José Oriol el grado de bachiller en teología.

  • Abre la Casa de Convalecencia en el Hospital de la Santa Cruz

    Apertura del edificio conocido con el nombre de Convalecencia.

  • El Consejo de Ciento entrega una carta a la Virgen de la Merced pidiendo liberación de una plaga de langostas

    Año 1687. lloraba Barcelona, y Cathaluña toda el miserable estrago amenazaba la voráz plaga de Langosta, cuya semilla introducida en los campos, intentó quedasen hiermos. Valióse en lance tan apretado el Sabio Consejo de Ciento de su acostumbrada prudencia, aplicando medios terrenos para el remedio, y buscando á un mismo tiempo los espirituales, la calidad de los quales dexó a la acertada proposicion de las Santas Comunidades, todas propusieron medios muy proporcionados para la reformación de las costumbres, y extinción de los pecados, que les consideraban motivo de este castigo de Dios. También fueron propuestos muchos Santos para implorar su patrocinio en plaga tan singular; pero la Santisima Virgen, como tan Madre de Barcelona, quiso disponer, que á ella lo habia de deber todo su Ciudad, inspirando al Sábio Consejo, recurriese con fe viva a su acostumbrado patrocinio, al qual unanime, y conforme se sujetó la noche de 25. de Setiembre de [1687]. no instado, no prevenido, sino movido de superiores impulsos, á los quales correspondieron con un sábio, pio, y caritativo decreto, que executaron los Señores Conselleres Sábado 18. de Octubre del mismo año, en el qual dia por la tarde enseñaron el innato afecto Barcelonés á tan Celestial Princesa. Vinieron con el acompañamiento, que arguye tan pia, y Noble sunción a dicha Real Capilla, y Angélica Cámara de María Santisima de la Merced, ante cuya prodigiosisima Imagen postrados humildes le suplicaron, se enseñase en necesidad tan urgente Patrona, y Madre de todos, brindándola con el dulcisimo Hymno: Ave Maris Stella, que entonó la armoniosa Capilla de la Santa Cathedral repitiendo por tres veces el tan piadoso verso: Monstra te esse Matrem, que fue cantado con tal suavidad, y dulzura, que pareció música celestial, siendo terrena, á tan tiernas, y filiales súplicas dieron lugar las preciosas cortinas, que ocultan la Imagen de Maria, thesoro tan deseado, que apareció magestuosa alegre, y bella, Imán eficaz de corazones, que embelesados al verla, y atentos a los beneficios pasados, se comovieron agradecidos, y se sacrificaron tiernos, enviando devotas lagrimas a los ojos, para que con ellas celebrasen la interior fineza de tan Ilustre Ciudad. Subieron los Señores Conselleres acompañados de interiores suspiros, y exteriores llantos al Santo Camarín de Maria, á cuyos pies humildemente postrados, y sus benditisimas manos adoradas, le colocaron en la drecha, la misma deliberacion, y decreto del Sábio Consejo de Ciento, renovando el antiguo Patronato de esta Celestial Señora, á la qual todo el Pueblo veneró en aquel instante, avisado de la Artillería, que desda los muros disparó, haciendo salva. Saludaron á Maria ojos, labios, y corazones, pues los Ciudadanos sus hijos le ofrecieron lagrimas, alabanzas, y deseos. Quedóse en la mano de Maria la petición de la Ciudad, quedando esta asegurada del universal consuelo, que puntual se experimentó, pues desde entonces no se vió jamás Langosta alguna, quando antes se entraba hasta los mas retirados retretes de las casas. Pero como habia de quedar sin feliz despacho petición tan piadosa, y por las circunstancias tan humilde, y exemplar? Lengua fue poderosa el decreto del Sábio Consejo colocado en la mano de Maria, que de dia, y noche clamaba su intercesion, pero enmudeció al cabo de un año, en que le entregó despachado la Santa Imagen de Maria á los Señores Conselleres, que agradecidos le tomaron de su liberalisima mano, con repetidas, y alegres adoraciones, acompañadas de una solemnisima fiesta, que se siguió en accion de gracias de tan singular beneficio perpetuizado en la memoria de todos, con una lampara de primorosa, y rara arquitectura, que á gastos de la Ciudad arde de dia, y noche delante la Santa Imagen; para cuyo aliento ofrecieron un Trono admirable también de plata con las armas de Barcelona, puestas baxo las plantas de Maria, como que á ella se sujetan las necesidades todas, no solo de la Ciudad, si de todo el Principado, para el qual también imploró su Patrocinio la Ciudad, como cabeza de aquel, que se ha visto igualmente remediado. Quedará también memoria eterna del milagroso suceso con la perpetuidad de una pomposa fiesta, que dicha Ciudad reconocida le votó para el dia dos de Agosto, y el rico, y espacioso Quadro, representativo del prodigio, que queda en la Sacristia, la qual sue reedificada por la misma Ciudad, oponiendose al fuego material, que la habia destruido el caritativo ardor de dicha Ciudad liberal que también dió ricas ropas para cubrir la Santa Imagen, y su Magnifico Altar.

  • Nace el jurista José Finestres

    Nace el jurisperito D. José Finestres.

  • Bajo órdenes desde Madrid de evitar peor destrucción, Barcelona se rinde a los franceses, acabándose así la Guerra de los Nueve Años

    Meanwhile, the French king, in the hope of procuring more favourable terms, resolved to make his last effort against the Spaniards in Catalonia and in the Netherlands, and to elevate the prince of Conti to the throne of Poland; an event which would have greatly improved the interest of France in Europe. Lewis had got the start of the confederates in Flanders, and sent thither a very numerous army, commanded by Catinat, Villeroy, and Boufflers.

    The campaign was opened with the siege of Aeth, which was no sooner invested, than king William, having recovered of an indisposition, took the field, and had an interview with the duke of Bavaria, who commanded a separate body. He did not think proper to interrupt the enemy in their operations before Aeth, which surrendered in a few days after the trenches were opened, but contented himself with taking possession of an advantageous camp, where he covered Brussels, which Villeroy and Boufflers had determined to besiege.

    In Catalonia the duke of Vendome invested Barcelona, in which there was a garrison often thousand regular soldiers, besides five thousand burghers, who had voluntarily taken arms on this occasion. The governor of the place was the prince of Hesse d’Armstadt, who had served in Ireland, and been vested with the command of the imperial troops which were sent into Spain.

    The French general being reinforced from Provence and Languedoc, carried on his approaches with surprising impetuosity; and was repulsed in several attacks by the valour of the defendants. At length the enemy surprised and routed the viceroy of Catalonia; and, flushed with this victory, stormed the outworks, which had been long battered with their cannon. The dispute was very bloody and obstinate: but the French, by dint of numbers, made themselves masters of the covered way and two bastions. There they erected batteries of cannon and mortars, and fired furiously on the town, which, however, the prince of Hesse resolved to defend to the last extremity.

    The court of Madrid, however, unwilling to see the place entirely ruined, as in all probability it would be restored at the peace, dispatched an order to the prince to capitulate; and he obtained very honourable terms, after having made a glorious defence for nine weeks; in consideration of which he was appointed viceroy of the province. France was no sooner in possession of this important place, than the Spaniards became as eager for peace as they had been before averse to a negotiation.

  • Tras el Tratado de Ryswich, las tropas españolas reemplazan a las francesas entre alegría popular

    In the Peninsula itself, the impact of the Nine Years War was most directly felt by Catalonia, where there had been fighting every year since 1690 and where the French slowly but steadily pressed forward after going on the defensive in other theatres. Like its successor, this war culminated in a siege of Barcelona, a city with about one-third the population of Madrid, an efficient artisan militia, and by Spanish standards a strong citadel. Barcelona succumbed to Vendôme’s army of 26,000 on 10 August 1697. The French evacuated it only on 4 January 1698, after exacting a final tribute. The Catalans, though they had long liked the French and detested Castilian interference, had suffered so heavily during the invasion as to welcome the return of Spanish troops with sincere joy. Loyalty to Carlos mounted when he accepted their objection to a proposed viceroy and sent them, instead, Prince George of Hesse-Darmstadt, a cousin of the queen and an attractive personality, who had latterly distinguished himself in the Catalan war in command of 5,000 Imperial troops. He took the oaths in Barcelona on 9 February. This had great significance for the future.

  • Muere Carlos II; el fiscal Joseph de Rius y de Falguera se esfuerza para explicar porque no hubo presagio ninguno en el cielo

    Aviendo resuelto la Academia, que en tan funebre argumento no se introduxesse lo Iocoso de el Vexamen, señaló tambien al Fiscal Assumpto particular, que es el siguiente:

    D. IOSEPH DE RUIS Y DE FALGUERA, Fiscal.
    Loque suspende el humano limitado juizio en admiraciones, cobra en su no entendida elevacion venerados arcanos de mysterio: pidese se declare en un Soneto la causa de no aver precedido Metheoro alguno, que en caracteres de luz anunciasse la muerte de nuestro Rey Don CARLOS II. (que está en Gloria) como se ha observado en la de tantos Emperadores, y Monarcas.

    SONETO
    El Cielo que con alta providencia,
    Bien que incapáz se mira de accidentes,
    Muestra en presagios, ruinas imminentes,
    Que Arcana decretó su Omnipotencia:
    Calló de CARLOS la mortal dolencia,
    Por no encontrar en si luzes ardientes,
    Que pudiessen ser cifras suficientes,
    De tan sensible infausta contingencia.
    Mas si CARLOS en suerte tan esquiva,
    Es blanco del amor que le venera,
    No prevengan los Cielos luz activa;
    En vano otro señal aqui se espera,
    Pues el mayor deseo de que viva,
    Es el mayor aviso de que muera.