Ejecutados en el solar en el cual se halla hoy el Mercado de San Antonio Victoriano Ubierna, soldado de ingenieros, y Gregoria Foix, criada que era de la casa de un esterero de la calle de Conde del Asalto, al que degollaron y destrozaron.
Categoría: El Isleño
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Ejecutado el infanticidio Isidro Mompart y Prats
El reio Isidro Mompart y Prats El crímen que espiró en el patíbulo el sábado último en la ciudad de Barcelona Isidro Mompart, lo cometió el juéves 31 de julio de 1890 en una casa cercana á la fábrica de estampados de D. Mateo Torelló, entre las carreteras de San Andrés y de Mataró. Habítaban en aquella casa los esposos Félix y Rosa Serrat con una niña de cinco años, un niño de pocos meses, hijos suyos, y una muchacha llamada Teresa, hija de un hortelano vecino, á la que tenían los citados esposos en calidad de niñera para cuidar del niño, que estaba algo enfermo.
La esposa Rosa salió á las cinco y media [de la mañana] para la compra y Félix Serrat al poco rato para sus quehaceres en la fábrica contigua. Quedaron en casa la criadita Teresa, la niña de cinco años, llamada Cármen, y el niño.
Al llegar Rosa de la compra presentóse á sus ojos el espectáculo mas desgarrador: su hija y la criada yacían en un charco de sangre.
El autor de los asesinatos era Isidro Mompart, á quien tentó la codidia. Supo que la mujer de Serrat había cobrado cierta cantidad, procedente de una herencia, y á las seis de la mañana se introdujo en la casa para robar el dinero, que no pudo encontrar.
Al advertir las niñas la presencia de Mompart, supónese que tratarían de pedir ausilio, y para no ser descubierto, el criminal mató á aquellas indefensas criaturas, escapando luego. Mompart se llevó dos relojes de plata y 87 pesetas 50 céntimos.
Mompart, antes de los dos asesinatos, había forzado á una mujer, robándole algunas pesetas. La sentencia
A los ocho de la mañana del viernes se constituyó en la cárcel el Tribunal formado por el presidente de la sección primera, dos magistrados y el fiscal de S. M., ha notificar al reo la sentencia. Una vez leida, fué presentada al reo para que la firmara y éste dijo que no sabía leer ni escribir, y habiéndole indicado que designara á uno de los presente para que en nombre suyo la firmara, manifestó que no quería designar á nadie. Entonces el señor presidente requirió á dos de las personas presentes para que como testigos la firmaran, como así se hizo.
En la capilla
Acto seguido se introdujo al reo en la capilla y se retiró el Tribunal. Mompart quedó tranquilo en la apariencia, con mucha agitación nerviosa, abatido y llorando, negándose á tomar ninguna clases de alimento consolándole el Padre Capellán de la Cárcel y los Hermanos de la Paz y Caridad.
Después de las nueve se confesó con uno de los sacerdotes que le asistían. Mientras estaba confesándose, llegó su desconsolada madre, y pueden figurarse nuestros lectores la desgarradora escena que presenciaron las personas que se hallaban en la capilla. Entre ellas estaba el Sr Juez instructor de la causa, á quien pidió la desconsolada madre le permitiese estar al lado de su hijo mientras éste permaneciese en la capilla. El juez le manifestó que esto no podía consentirlo en beneficio suyo y de su hijo, pues este necesitaba estar todo lo tranquilo y retirado posible, á fin de prepararse para un trance tan terrible como el de la muerte.
Al mediodía, visitaron al reo el señor Gobernador de la provincia, el presidente de la Audiencia y algunos sacerdotes quienes le prodigaron palabras de consuelo.
Por la tarde volvió á visitarlo su madre, acompañado de un hermano suyo. Poco después se presentó una comisión de la Cofradía de los Desamparados é inscribió su nombre y apellidos en el libro de la Cofradía, haciendo presente al reo que lo que se había recaudado por las calles de Barcelona, debía dividirse en dos partes: una para sufragar los gastos que ocurrieran, y la que resta á su disposición por lo iría un notario para extender el testamento que quisiera hacer, disponiendo de la parte que le correspondía.
A poco rato visitó al reo Mompart el Juzgado de instrucción para tomar declaración al reo, quien hizo revelaciones referentes al atentado contra una mujer sexagenaria. La declaración fué bastante larga. Tambien se presentó la Junta de la Paz y Caridad con un notario, ante quien hizo el reo testamento, nombrando herederos por partes á su madre y hermano.
Isidro Mompart no reveló nada que no constase ya en el sumario de la causa que se formó.
La ejecución
A las siete de la mañana la campana mayor de la iglesia parroquial de Santa María del Pino anunció al vecindario que se ponía de manifiesto el Santísimo Sacramento, y la Congregación de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo se dirigió á la cárcel para acompañar al reo Isidro Mompart al sitio de la ejecución de la sentencia.
A las ocho en punto salió el reo de la capilla, acompañado del Padre capellán de la cárcel, de los PP. Goberna y Maresma, de la Compañía de Jesus, del Dr. Almonacid, del Rdo. Tirelles y de los Hermanos de la Paz y Caridad. Salió por la puerta del patio de la Garduña al de los Cordeleros, donde se hallaba formado el cuadro y se había levantado el cadalso.
Ausiliado por los sacerdotes subió al tablado, y al poco rato había dado cuenta á Dios de sus actos. Cuando el verdugo le descubrió la cara, el Padre Goberna visiblemente afectado, dirigió su autorizada voz á la concurrencia que llenaba el espacioso patio.
Terminada la ejecución, se retiraron las fuerzas militares, quedando únicamente alguna fuerza de guardia civil y municipales para custodiar el cadáver que quedó en el patíbulo hasta una hora antes de la puesta del sol.
A pesar de la mucha gente que se reunió en los alrededores del sitio de la ejecución, no se alteró en lo más mínimo el órden. Cumpliendo las órdenes dictadas para estos casos, los agentes de la autoridad no permitieron allí puestos de bebidas ni otros análogos.
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El reo Isidro Mompart y Prats tenía 22 años de edad, era de estatura regular, llevaba afeitado el rostro y el pelo largo. Era hijo de Canovellas, cerca de la ermita de Nuestra Señora de Belulla, inmediata á Granollers.
Dios de haya apiadado del alma del ajusticiado.
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La última ejecución de la pena de muerte verificada en Barcelona fué el 9 de junio de 1875, en el solar en el cual se halla hoy el Mercado de San Antonio y en las personas de Victoriano Ubierna, soldado de ingenieros, y Gregoria Foix, criada que era de la casa de un esterero de la calle de Conde del Asalto y al que degollaron y destrozaron.