Otra fiesta, pero ¿de qué?

Apenas desaparece la última luz del crepúsculo, cuando se reproducen las hogueras de la víspera de san Juan en la mayor parte de las casas de campo que hermosean el llano donde la ciudad se halla situada.

Menos bulliciosa que la del 23 del corriente se presenta esta noche, pero su carácter es el mismo. Si el
calor aprieta, la concurrencia en las calles y paseos es mucho mayor, porque se ven obligados los que viven en los semisubterráneos á buscar el aire libre, y los que habitan en los desvanes á bajarse á Barcelona, si no á coger la verbena, á lo menos á ensanchar el espíritu.

Pásase la noche no durmiendo todos los que podrían, y no pudiendo todo los que quisieran. Las cantinelas, el rasguear de los bandolines y guitarras, y el coclear de las castañuelas se suceden á menudo, hasta que amanece Dios y empieza el sol á caldear con sus rayos el ambiente, que habia refrescado la brisa de la mar durante la noche.

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