Año: 1991

  • Los Boixos Nois matan a un francés de las Brigadas Blanquiazules; la vida posterior de un asesino

    Sergi Segarra, un integrante de los boixos nois … que fue apuñalado el pasado 1 de diciembre por miembros de las brigadas blanquiazules -seguidores ultras del Español-, manifestó ayer a EL PAÍS que la muerte del joven francés Frederic Rouquier y la agresión de José María Arboleas, ocurrida el pasado 13 de enero, se produjo porque sus compañeros de los boixos nois decidieron vengar el ataque del que había sido víctima…

    Asegura no recordar quién fue la persona que le agredió, pero afirma sin dudar que entre ellos estaba Fredi, uno de los líderes de las brigadas blanquiazules… Segarra, conocido como el Draculín, cree justificado el ataque que llevaron a cabo sus corripañeros contra el francés Rouquier y el otro seguidor españolista, ambos simpatizantes de las brigadas blanquiazules. «Creo que se pasaron -en referencia a los ultras del Español- un poco, y por eso pienso que lo que hicieron mis compañeros estuvo bien. Porque yo estuve a punto de morir. Ojo por ojo, diente por diente», repitió con insistencia…

  • Reaccionando al atentado contra la casa-cuartel de Vic, ERC resta legitimidad tanto a la Guardia Civil como a ETA

    ERC fue la primera organización política en reaccionar, pocos minutos después de darse a conocer la noticia. El secretario general, Ángel Colom, señaló que, «si se confirmase que el autor del atentado ha sido ETA, nuestro partido convocaría a todas las fuerzas catalanas para hacer un frente común para afirmar el derecho de los catalanes a decidir nuestro futuro en paz y tranquilidad, rechazando injerencias ajenas a Catalunya».

  • El «rock» provincial en catalán toma el Palau de Sant Jordi, subvencionado por la Generalidad

    El nuevo rock catalán, criado en comarcas, tomó anoche Barcelona, consiguiendo el lleno total del Palau Sant Jordi: 18.000 espectadores, que agotaron las localidades el pasado lunes, cuatro días antes del acontecimiento. Un público en su inmensa mayoría muy joven, adolescente, vibró durante más de cinco horas con una oferta dispar, para todos los gustos, cuyo único nexo de unión era cantar música moderna en catalán. Los conjuntos Sau, Els Pets, Sopa de Cabra y Sangtrait, sucesiva y respectivamente, condujeron al auditorio a través de un viaje por el pop, el soul y los ritmos bailables, el rocanrol y el rock duro.

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    La organización del recital corrió a cargo de la Generalitat mediante su oficina de promoción musical del Departament de Cultura, que bajo el nombre de Ressons dirige el cantautor Ramón Muntaner. El coste de presentar a las cuatro formaciones punteras del rock local fue de unos 25 millones de pesetas, recuperado por una venta de entradas máxima al precio popular de 1.600 pesetas.

    La intención de Muntaner, según había declarado, era demostrar que la celebración con éxito de un acto así era posible; no obstante, algunas voces críticas reprocharon la víspera que la organización institucional optara por la vía fácil de presentar a los cuatro nombres ya «consagrados» sin tener en cuenta que musicalmente tienen poco que ver entre ellos, en lugar de aprovechar la ocasión para promocionar a otros menos conocidos y más necesitados de apoyo de los más de 40 que se encuentran en activo.

    Así, Gerard Quintana, carismático líder de Sopa de Cabra, el más popular de los grupos catalanes, hablaba de «montaje de la Generalitat para ponerse medallas» y defendía su postura diciendo que «este espectáculo no necesitaba de ninguna ayuda institucional». Los Sopa de Cabra, que acaban de presentar su tercer elepé -un doble en directo, grabado en la sala Zeleste-, estuvieron a punto de decir que aparecerían en escena rechazando formar parte de un movimiento, el del rock catalán, «que no existe y sólo es un invento de los medios de comunicación».

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  • Unos skins matan al travesti Juan José Rescalvo en la Glorieta de los Músicos

    La sección quinta concluye que los seis rapados, -«amigos y simpatizantes de los grupos skin head, caracterizados por su hostilidad hacia los vagabundos, indigentes, prostitutas, homosexuales y demás colectivos marginales»- se colaron en el parque de la Ciutadella, tras tomar varias copas. En su paso tropezaron con dos travestis que dormían en la glorieta de los músicos. Como éstos les llamaron la atención, los procesados, al ver que eran homosexuales, empezaron a castigarles.

    Para la sala, los acusados, tres de ellos menores de edad, estuvieron movidos por la «intención de matar», elemento que se desprende de «la brutalida de la agresión, no sólo por la reiteración, sino también por el medio empleado, botas de tipo militar con las punteras reforzadas de acero». Además, añade, «cuando deciden dar por terminad a su actuación, pensando que ya han matado a sus víctimas, bajan de la tarima, pero al oír que uno respiraba, deciden subir a rematarle». Juan José Rescalvo Zafra, «Sonia», falleció, mientras que Ernesto Romero Arévalo, «Dori», quedó malherido. Al irse, cuatro de los acusados -los hermanos López, Alsina y Parlade- encontraron a tres mendigos: dos escaparon, pero Miguel Pérez Barreiros perdió el único ojo con visión.