LA MISTERIOSA ISLA DE PASCUA
Una expedición promovida por catalanes y mallorquines parece que ha desvelado los secretos de la famosa isla
Los misterios de la isla de Pascua siguen intrigando al mundo. Las extrañas estatuas enclavadas en el litoral, rostros de unos seis metros de altura y varias toneladas de peso, continúan siendo objeto de estudio por ver de encontrar una explicación a cómo y de qué forma pudieron ser transportados hasta allí. Los laberintos de la extraña civilización pascuense sigue aún siendo un mundo ignorado, y los famosos jeroglíficos de las pocas tablillas que se conservan han sido el precipicio común de los más afamados etnólogos, antropólogos y lingüistas.
Por ver de hallar un punto de luz en estas tinieblas un catalán de aventura y polifacetismo, Antonio Ribera, veterano fundador del Cris [Centro de Recuperación y de Investigaciones Submarinas], singular buceador del mundo de los hombres peces, y actual experto n la diatriba de los objetos volantes no identificados —vulgo, OVNIS—, acaba de arribar de la mismísima Pascua con una explosiva teoría sobre lo misterios de allá, que —según sus propias palabras— aportará al mundo científico pruebas conc1uyentea que desvelarán secretos insondables.
-¿Cuántos días en la Isla?
-Cuarenta.
-¿Usted solo o en equipo?
-Me llevé lo mejorcito que pude encontrar en la materia. El equipo submarinista estaba formado por Helge Willems, autoridad mundialmente reconocida en el campo de la fotografía submarina, Noël Hermitte y yo. Como espeleólogo vino Antoni Pujador, y en calidad de arqueólogo contamos con el profesor mallorquín Mascaró Pasarius, primerísima figura de la arqueología mundial.
—Sin apuros en lo económico?
—Llamé a la puerta de varias editoras españolas, pero no obtuve resultados positivos. En donde sí encontré un buen clima editorial fue en Chile, con quienes firmé el contrato de un libro que ahora, a mi regreso, he comenzado y sobre el que ya me adelantaron medio millón de pesetas para el viaje. Lo que sí encontré aquí fue una extraordinaria ayuda por parte de diversas entidades bancarias y comerciales.
—Cuál fue el motivo del viaje?
—En primer lugar, iniciar una prospeoción del medio submarino del mar de Pascua, prospección que no había realizado nadie anteriormente. En segundo lugar, un análisis arqueológico que ha llevado a cabo el citado doctor Mascaró Pasarius, primera figura europea en cultura megalítica; gracias a él hemos podido descubir que existe en la isla, a veinticuatro metros de profundidad del suelo, una capa de cenizas con lo que se demuestra la hipótesis americana de que a principios de nuestra era la isla de Pascua fue totalmente invadida por la violenta erupción de un volcán. Y en tercer lugar, llegamos allí para un examen espeleológico, con fines a un estudio detallado de las cavernas, aunque nos encontra. mos con el problema de las tumbas y reliquias funerarias que allí se encierran y que en modo alguno los indígenas permitieron violar.
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—Y qué misterio ha desvelado usted?
—No puedo decírselo porque me liga un contrato con el editor y no puedo hablar de ello antes de la publicación del libro, pero le aseguro que va a ser un verdadero hallazgo mundial. Los misterios de Pascua son: ¿Qué cultura hizo los «moari [sic]»? ¿Qué cronología tienen? ¿Cuáles son los puntos de referencia de este «tenebroso mar» que encierra la isla de Pascua? Yo he llegado a descubrir unas pistas que pueden llegar a dar soluciones espectaculares.
—¿Estas «pistas» tienen algo que ver con posibles objetos extraterrestres aterrizados en el lugar?
—Algo hay de eso. Algo hay.
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Fernando Monegal