Año: 1908

  • El obispo de Barcelona carga contra las escuelas «bisexuales» y «neutras» propuestas por el Ayuntamiento

    Sobre las Escuelas de estudios populares que proyecta el Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad

    […]

    Amados hermanos é hijos en Cristo: es la vez primera que oficialmente vamos á exponeros Nuestros sentimientos paternales de desagrado y de profunda pena con motivo de la actitud que ha tomado el Municipio, por tantos títulos recomendable, de nuestra querida Barcelona con respecto á la Santa Iglesia y á sus legítimos y sagrados derechos. Cuanta sea la aflicción que esto Nos causa es solamente comparable con el cariño que profesamos á Nuestra queridísima ciudad, representada legalmente por el Ayuntamiento.

    Prescindimos hoy del abandono en que ha dejado á nuestra Santa Iglesia Catedral cuando se ha tratado de las fiestas solemnísimas del Corpus, tan simpáticas á nuestro pueblo y de las otras fiestas votivas que tanto realce daban á nuestras gloriosas tradiciones, Sin importar sacrificios al tesoro, que tan espléndido se muestra y aun pródigo en otras atenciones de menor importancia: y nos concretaremos á un hecho de interés palpitante en estos momentos. Nos referimos á las cuatro escuelas graduadas que proyecta establecer nuestro Ayuntamiento, creando al efecto un Patronato especial.

    […]

    Empieza el Ayuntamiento por calificar de neutras en Religión á estas escuelas de nueva creación; y aunque después contradiciéndose á sí mismo, establece que se dará una lección semanal de doctrina católica á ios niños, declara al propio tiempo que serán libres los niños de asistir á dicha lección semanaa y que el profesor pondrá cuidado en no proferir palabras que puedan molestar á los creyentes.—Luego establece que de los cuatro grupos de escuelas primarias, ademas dé las de párvulos, habrá una de niños y otra de niñas, y dos de mixtas, ó sean de ambos sexos. Analicemos estos conceptos.

    […]

    Réstanos deciros una palabra sobre las escuelas bisexuales ó mixtas de niños y niñas y jovencitós de ambos sexos.

    Si solamente setratara de escuelas mixtas de párvulos antes de cumplir los siete años, os diríamos que no tenemos inconveniente en tolerarlas, porque no es difícil vigilarles en esta edad, cuando hay una profesora cristiana prudente y celosa de la inocencia dé los niños; pero no podemos decir lo mismo de las escuelas bisexuales, tratándose de niños y jovencitós en la edad en que empiezan á despertarse las pasiones de la sensualidad. Creemos, por lo que hemos oído, que tal vez ha inspirado la idea de estas escuelas bisexuales la de imitar á algunas naciones extranjeras; ya que es notorio nue para muchos, por el mero hecho de tratarse de naciones extranjeras, hay razón suficiente para imitarlas en España, como si en general fueran en todo superiores á nosotros y debiésemos mirarlas como modelos; en lo nue no podemos convenir en absoluto.

    Pero sea de esto lo que fuere, diremos á los autores del proyecto, que saben ellos, como sabemos todos, que ni es bueno todo lo de los extranjeros, ni todo lo que puede tolerarse -en una nación, debe aceptarse como útil en todas las demás: porque ni las condiciones del clima, ni los temperamentos de la naturaleza, ni las costumbres y necesidades ds los pueblos son iguales en todas partes.

    […]

    Aunque no es directamente propio de Nuestro ministerio apreciar las condiciones fisiológicas que contribuyen á los adelantos de ambos sexos en su cultura intelectual, sabemos por experiencia que no son idénticas por lo regular en los niños y en las niñas, como no lo son en general en el hombre y en la mujer las disposiciones y aptitudes personales para el estudio. Tenemos fundamento para afirmar que en una misma clase y oyendo las lecciones del mismo profesor, no obtendrán iguales adelantos literarios y científicos los jovencitós de ambos sexos, y que para determinadas asignaturas son muy distintas las aptitudes de los niños, de las de las niñas, lo que como es natural ha de ser un verdadero obstáculo para el progreso y formación de aquellas tiernas inteligencias. De modo que la unión de los dos sexos en una misma clase, lejos de ser favorable, ha de ser contrario á la cultura intelectual de los alumnos y alumnas.

    Aun más: sabemos por persona cuya competencia científica Nos es bien conocida, que el desequilibrio que causa en el funcionamiento de las facultades mentales la actitud anormal á que se ven obligados los niños en los estudios de las escuelas bisexuales, es contrario á su salud corporal, de modo que son reputadas dichas escuelas como contrarias á la higiene.

    […]

    [E]speramos que nuestro Ayuntamiento no se empeñará en sostener un proyecto tan abiertamente contrario á las enseñanzas de la Iglesia, á las Leyes del Estado y al sentido común de la católica ciudad de Barcelona; ni ha de obligar al Prelado y á los barceloneses á elevar á los Altos Poderes del Estado una queja, haciendo ver que no representa dignamente la voluntad de los ciudadanos de Barcelona en un asunto tan vital y de excepcional trascendencia.

    […]

    A este fin invocamos la protección de Nuestra Soberana Patrona la Virgen de las Mercedes y da nuestra muy amada Santa Eulalia para que libren á Barcelona de la fatal desgracia que nos amenaza y para que el Señor os infunda alientos para tan santa obra, os bendecimos del fondo de nuestra alma en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

    Barcelona 24 de febrero de 1908.
    Salvador Cardenal Caaañas, Obispo de Barcelona.

    Por mandato de Su Emcia. Rdma. el Cardenal Obispo, mi Señor, doctor Ramón Salvia Civit, Arcipreste Secretario.

  • Otro rey borbón empieza quizá el peor ataque nunca contra la Barcelona antigua: la construcción de la vía Layetana

    D. ALFONSO XIII EN BARCELONA

    No anduvimos, equivocados en nuestros augurios de ayer. La llegada del Rey á Barcelona vino á desvanecer en un momento todas las inquietudes que se habían empeñado en esparcir los que se aprovechan de cualquier ocasión para cultivar la nota sensacional y mantener sobre esta ciudad la atmósfera del terrorismo.

    Llegó el Jefe del Estado, llegó el señor Maura; y el vecindario de Barcelona les recibió con la más afectuosa cortesía, esforzándose iodos para que ese acto, que había atraído las miradas del mundo entero, sirviese de rotunda rectificación á las profecías que con tanta persistencia se venían propalando. En honor de la verdad hay que hacer constar que á ese resultado contribuyeron todos los elementos, sin discrepancia alguna, cada cual dentro de la norma que sus respectivas convicciones les imponían: de adhesión en unos, de correcto acatamiento en otros, de respetuosa abstención en aquellos que rinden culto al ideal republicano.

    Lo que resultó inequívoco y no puede ser falsificado en manera alguna es el general deseo de que ninguna nota desagradable turbara la solemnidad de la recepción ni el júbilo de.Barcelona,; por el comienzo de su reforma. En este anhelo se unieron todos los barceloneses, por encima d esus compromisos de consecuencia y de partido. Y á la fuerza activa del sentimiento dinástico en quienes lo tienen firme y arraigado, se sumó la compostura, irreprochable de todos los demás y aun la curiosidad activa que comunicó al día de ayer un aspecto á la vez animado y solemne.

    Nos congratulamos, pues, del espectáculo que ayer ofreció Barcelona y de que el Rey, el gobierno y los representantes de naciones amigas pudieran presenciarlo como desquite de los presagios, calumniosos para esta, población, en nombre de los cuales se combatía el viaje del monarca. Y ahora pasemos á reseñar la memorable jornada.

    [blabla

    En la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes:]

    La iglesia se hallaba iluminada y adornada con ricos tapices. El templo estaba lleno de invitados.

    A las nuevo y cuarenta y cineo minutos los vivas y aplausos de la muchedumbre y un repique de campanas anunciaban la proximidad de la comitiva regia á la iglesia.

    Al descender del coche Don Alfonso, el órgano dejó oír sus armoniosos acordes, y el Rey colocóse bajo el palio, á la derecha del cardenal doctor Casafias, quien iba revestido do capa pluvial, y acompañados del clero y de algunos nobles, fueran hasta el altar mayor, subiendo al presbiterio, además del monarca y el clero, el presidente del Consejo de ministros, el ministro de Marina, el alcalde, el gobernador civil, el duque de Sotomayor, el general Pacheco, el conde de Grave, el conde del Serrallo y el marqués de Marianao y su hijo.

    Poco después llegaron, y subieron también al presbiterio, el embajador de Austria en España y el almirante de la escuadra austríaca.

    El Rey colocóse bajo un trono que se había levautado al lado del Evangelio. Cerca de él colocáronse los señores mencionados.

    El cardenal doctor Casañas entonó el «Te-Deum», que fue cantado por la capilla de música del maestro Millet.

    Terminado el «Te-Deum», el cardenal concedió 200 días de indulgencia á cuantos habían asistido a aquel religioso aeto.

    A continuación cantóse la Salve, de Aichinger.

    Después S. M. subió al camarín, en dónde le recibieron las camaristas de la Virgen de las Mercedes, señoras condesa de Sicars, marquesa viuda de Llobet, doña Teresa Poch, viuda de Martorell; doña Rita Coll de Suñer y el capellán custodio doctor don Amadeo Pujol.

    El Rey y los que le acompañaban oraron breves momentos ante la imagen de la Virgen y la adoraron.

    Después de la adoración le enseñaron al Rey el chaleco manchado de sangre que el señor Maura llevaba al ser herido cerca de la Merced en 1904, cuya prenda ofreció el señor Maura á la Virgen, y se halla colocada en una vitrina.

    Al verlo el presidente del Consejo, exclamó: «Eso ya ha prescrito».

    […]

    La inauguración de la reforma

    Desde mucho antes de la hora designada para la inauguración de las obras de la reforma, con objeto de evitar el acceso del público por la calle Ancha a la de la Reina Regente, estacionáronse en loa cruces de los dos callejones situados antes y después de la misma, parejas de la guardia municipal montada y de á pie, que impidieron el tránsito por dicho trayecto.

    Las mismas precauciones se adoptaron á la entrada de la calle de la Reina Regenta por la del Consulado.

    Las tribunas, que eran cinco, hallábanse instaladas en el trozo abierto de la calle de la Reina Regente, comprendido entre la Ancha y la del Consulado.

    A la derecha, entrando por la calle Ancha, alzábanse primero la tribuna regia y al lado la de las autoridades; á la izquierda otras dos destinadas á los invitados, y un poco más baja, y frente á la real, la reservada para los periodistas.

    En el cruce de la calle de la Reina Regente con la del Consulado veíanse dos mástiles con gallardetes, y frente á la casa núm. 71 de la calle Ancha, propiedad del marqués de Monistrol, con cuyo derribo habían de inaugurarse las obras de reforma, otros dos rematados por gallardetes que sostenían un cartelón encuadrado por una guirnalda de follaje, donde se leía: «calle da la Reina Regente», y en los que se destacaban otros dos cartelones con los nombres do Cerdá y Baxeras, autor uno del proyecto de Ensanche y el otro del de Reforma interior, y á quienes puede considerarse como propulsores del desarrollo de Barcelona.

    De los referidos carteles pendían cintas blancas y amarillas y el pie de los mástiles hallábase cubierto eon hojas de palma. Tres pendones, dos con el escudo de Barcelona, y el tercero, que ocupaba el centro, con los colores de la bandera española, colgaban de la cornisa del edificio citado, y los balcones del piso principal y del entresuelo se hallaban adornados con colgaduras.

    […]

    Distribuidas en el trayecto de la calle de la Reina Regente hallábanse la banda municipal, las de los Talleres Salesianos, Casa de Caridad, Asilo Naval y la del regimiento infantería de Alcántara.

    A la llegada del cardenal-obispo de la diócesis, que acompañado de sus familiares entró por la calle Ancha, resonaron algunos aplausos.

    Después del cardenal, á las once y media, llegó el Ayuntamiento en corporación representado por el alcalde y los concejales señores Puig y Alfonso, Rovira, Rogent, Rahola, Fuster, Sagarra, Cararach, Peris, Durán, Pia y Deniel, Rubió, Cardellach, el secretario señor Gómez del Castillo y el senador don Raimundo de Abadal, que fué uno de los ponentes del contrato de reforma.

    Llegada del Rey

    A las doce y diez minutos los acordes de la Marcha Real ejecutada por las bandas de música y las aclamaciones del público anunciaron la llegada del Rey.

    Desde las tribunas y desde las ventanas, balcones y azoteas de las casas que dominan la calle de la Reina Regente, el público, en el cual predominaban las señoras, agitaba sin cesar los pañuelos, vitoreando á Don Alfonso, quien de pie en el coche y saludando militarmente, agradecía las muestras de afecto de la multitud.

    Inmediatamente el alcalde, al frente de la representación del Ayuntamiento, adelantóse hasta la calle del Consulado á recibir ai Rey, á quien dirigió una breve salutación, correspondiendo Don Alfonso en términos por demás afectuosos.

    El Monarca estrechó efusivamente la mano del señor Sanllehy y de cada uno de los concejales que componían la representación del Ayuntamiento y acompañado de ellos y de la Diputación provincial se dirigió á la tribuna entre los aplausos del público.

    Don Alfonso, en cuyo semblante reflejábase viva satisfacción por la acogida calurosa de que era objeto, ocupó lá presidencia, sentándose á la derecha de él el señor Maura con uniforme de gala y el cardenal doctor Casañas, y á la izquierda el ministro de Marina, de uniforme también, y el alcalde señor Sanllehy, quien ostentaba la banda y cruz de Isabel la Católica.

    Detrás del monarca, á derecha é izquierda del sillón por él ocupado, veíanse al duque de Sotomayor y al general Echagüe.

    Además de las primeras autoridades ocupaban la tribuna regia el Ayuntamiento, la Diputación provincial, los diputados á Cortes por Barcelona señores Cambó y Puig y Cadafalch, el marqués dé Comillas, en representación del Banco Hispano-Golonial, y otras significadas personalidades.

    Preliminares

    Empezó el acto con la lectura, por el secretario del Ayuntamiento, señor Gomes del Castillo, de los extractos del acuerdo del Ayuntamiento, fecha 28 de marzo de 1907, aprobatorio del contrato de reforma interior, del presupuesto extraordinario para la realización del proyecto y emisión de los bonos de Reforma, de la real orden de 23 de julio último aprobando el contrato, y del acuerdo adoptado por el Ayuntamiento en 20 de febrero próximo pasado, en virtud del cual se autorizó al alcalde para señalar el día de la inauguración de las obras.

    Habla el alcalde

    Después de ia lectura de los aludidos acuerdos, se levantó el señor Sanllehy, pronunciando el siguiente discurso:

    «Señor.—Señores:

    Habéis demostrado, Señor, gran interés en venir á honrar un acto que es el más intenso de la vida municipal de nuestra ciudad; debemos mostraros nuestro más sincero y profundo agradecimiento.

    La grandiosa obra de la reforma de la Barcelona antigua, de la que aún no hace cuarenta años era por sí solo toda la ciudad, es una obra de gran empuje, sin precedentes en otras ciudades que, no siendo capitales, no han podido contar, como en esta, con el auxilio del Estado.

    El Ayuntamiento ha consagrado su inteligencia y actividad en elaborar esta gran obra, con trabajos incesantes por largo espacio de tiempo, y un Banco esencialmente catalán, el Banco Hispano Colonial, se ha sentido arrastrado por el amor á la ciudad y ha venido en auxilio del Ayuntamiento.

    En la elaboración de este convenio con dicho Banco, han tomado parte todos los concejales en distintas comisiones, los actuales y los que han dejado de serlo, lo mismo que mis ilustres predecesores, y han sido la ponencia y alma del mismo, Abadal, aquí presente, antes concejal y hoy Senador, y Bastardas, que forma aun parte de nuestra corporación municipal, y que tengo el sentimiento de que no esté aquí hoy entre nosotros.

    Este convenio constituye por sí solo un monumento de estudio y de previsión, y tengo la seguridad que será en el porvenir un documento histórico que honrará la vida municipal de nuestros días.

    Dentro breves momentos va á empezar el derribo de seis casas, con activa rapidez seguirán otras cuatrocientas más, que será necesario derribar para usar esta primera vía, denominada hasta ahora por nosotros sólo con el nombre de vía A.

    Confiamos, Señor, con viva y legítima esperanza, fundados en la vida intensiva de nuestra ciudad, que á esta vía seguirán las demás, y que en plazo relativamente breve surgirán esas nuevas grandes vías proyectadas, como ha surgido, sin apenas habernos dado cuenta, y en el espacio de poco más de treinta años, nuestro extenso y grandioso Ensanche, como surge hoy casi por encanto la agregación de hecho de los pueblos vecinos, que al unirse á la urbe madre, vienen en su conjunto á constituir nuestra hermosa gran ciudad.

    ¡Conciutadans, visca Barcelona!

    ¡Visca el Rey!»

    Los vivas fueron contestados con entusiasmo por el público.

    El Rey y el presidente del Consejo de ministros escucharon atentamente el discurso del señor Sanllehy, haciendo señales de aprobación en los párrafos más culminantes del mismo.

    El señor Maura

    El presidente del Consejo contestó al señor Sanllehy con breves y elocuentes palabras.

    Empezó diciendo que, al igual del árbol pletórico de savia que echa nuevos y vigorosos brotes y rompe en rica y abundante eflorescencia, Barcelona, que está llena de vida, necesita realizar su reforma, sustituyendo por grandes vías las calles estrechas de la ciudad antigua.

    Añadió que actos como el que se estaba celebrando son de aquéllos que siempre se presencian con júbilo, y acabó diciendo que el Rey ha venido á Barcelona para asociarse con amor y orgullo, él y el gobierno, á esta gran obra de la reforma interior, que representa el engrandecimiento de la ciudad.

    La ceremonia

    Después del discurso del señor Maura, el Rey, acompañado del presidente del Consejo de ministros, del alcalde y demás autoridades, dirigióse á la casa número 71. Allí el señor Sanllehy le hizo entrega de una piqueta y una palanqueta.

    Las referidas herramientas han sido construidas en los talleres municipales, y son de acero empavonado; la piqueta tiene un mango de madera de acacia y en la parte metáliea aparece incrustada en oro la siguiente inscripción:

    «Reforma interior de Barcelona, inaugurada por S. M. Don Alfonso XIII en 10 de marzo de 1908.»

    Una vez abiertas las puertas del edificio, el Ayuntamiento tomó posesión de él y Don Alfonso derribó una de las piedras del portal, que había sido previamente socavada.

    Seguidamente el monarca, el señor Maura, el alcalde y demás autoridades firmaron el acta de la ceremonia que extendió el secretario dei Ayuntamiento.

    La pluma con que firmó el Rey es de oro, elevándose su coste á 510 pesetas.

    Mientras se firmaba el acta desfilaron ante la tribuna regia los operarios de las seis brigadas municipales, precedida cada una de ellas por un individuo que llevaba un cartelón con el nombre de la calle y el número de la casa cuyo derribo empezó ayer, y que son las seis que á continuación se expresan: Ancha, 71 y 77; Jupí, 14; Arco de Isern, 3; Manresa, 2, y Basea, 11.

    Acompañaban a las brigadas, compuestas de veinte operarios cada una, dos carros, una reproducción de los antiguamente llamados de carreras, del que tiraban seis mulas con jacces de seda y oro, y guiado por un mayoral y un postillón con los trajes de aquel tiempo, y el otro una tartana, con la caja y el costillaje del toldo cubiertos de flores y follaje, formando caprichosos y originales dibujos. Atado á la caja del primero, iba un mastín. Los citados vehículos conducían las herramientas destinadas á los obreros, que ayer mismo empezaron su tarea de derribo.

    Durante el desfile la banda municipal interpretó la marcha de Don Juan II.

    A la una menos cuarto, terminada la ceremonia, retiróse el Rey, con el señor Maura y sus acompañantes, dirigiéndose á la Capitanía general entre los aplausos del público.

    Don Alfonso y el señor Maura, mientras se verificaba el desfile de las brigadas, conversaron con los señores Cambó y Puig y Cadafalch.

    Los asistentes

    La Diputación provincial se hallaba representada en el acto por los señores Sostres, Albó, Torres Picornell, Lluch, Bartrina, Moret, Coderch, Badía y Andreu, Rafols y Roca.

    Asistieron además una nutrida representación del cuerpo consular, el arquitecto municipal señor Falques, y su ayudante señor Steva; la Junta del Banco Hispana Colonial, representada por los señores Güell Bacigalupi, Arnús, Fontanals y Estruch, y los arquitectos de dicha entidad señores Bassegoda, Sagnier y Sentmanat; el presidente del Fomento de Obras y Construcciones, sociedad encargada de las obras de derribo y urbanización de la sección primera de la granvía A, señor Viñamata, el gerente señor Piera y los consejeros señores Cortinas, Mas y Torres, el ingeniero de aquélla señor Sojo, el ex-ministro de Marina señor Goncas, el magistrado señor Cereceda y los señores Vidal y Ribas, Maristany, Gríera, Boladeres, marqués de Marianao, de Alella y Sentmenat, Ferrer y Vidal, Maristany, Rahola (don Federico), Espinós, Castellar, Elias de Molina, conde de Torroella de Montgrí, Milá y Pi, Milá y Camps, Fontcuberta y el notario señor Martí Beya que autorizó la escritura de compraventa de la casa que perteneció al marqués de Monistrol.

    Los duques de Tobar y de Arión, que han venido a Barcelona con los periodistas encargados de la información del viaje regio, asistieron también al acto, y confundidos con el público veíanse algunos voluntarios de la guerra de Africa luciendo sus típicas uniformes.

    Dos noticias

    El Ayuntamiento, al regresar á las Casas Consistoriales, después del acto de inauguración de la reforma, fue aplaudido varias veces durante el trayeeto.

    —Para celebrar el acto de ayer, los concejales obsequiarán próximamente con un banquete en la «Maison Dorée» al alcalde y al senador señor Abadal.

  • Discurso de Prat de la Riba al inaugurarse el Palacio de Justicia

    Inmediatamente el ministro concedió la palabra al presidente de la Diputación provincial. En medio de la expectación general se levantó á hablar el señor Prat de la Riba.

    Todas las miradas se clavan en él. La infanta hacie ademán de ir á prestar gran atención.

    Y el presidente de la Diputación comenzó por elogiar el discurso del señor Muñoz. Y luego añadió:

    La Diputación al secundar con toda suerte de sacrificios la construcción del Palacio de Justicia, ha interpretado una aspiración ¡ie esta tierra, propia de todos los períodos de madurez de las civilizaciones: la aspiración á instalar los servicios públicos en edificios que, tanto por su grandiosidad y riqueza como por sus cualidades artísticas, sean manifestación duradera del vigor y la majestad del pueblo que los erigen. Y de todos los servicios públicos, ningún otro se presenta con tantos prestigios delante de la conciencia popular coma la administración de justicia. Por esto los pueblos modernos, que en otro tiempo contentábanse con administrarla á la vera de un árbol, en los pórticos de una iglesia ó en las salas capitulares de los conventos, en el día levantan palacios á la justicia; por esto Barcelona ha querido dedicarla también un palacio y ha brindado al Estado los medios para construirlo.

    Pero la Diputación, siguió diciendo, ha tenido un motivo especialísimo para votar una y otra vez las consignaciones necesarias: y es que la Diputación considérase heredera y sucesorá de aquella antigua Diputación deja Generalidad de Cataluña, que levantó el magnífico palacio hasta ahora ocupado por la Audiencia territorial de Barcelona.

    Y más adelante advirtió:

    Y por cierto que la Diputación entrará en posesión del antiguo Palacio de la Generalidad en los instantes en que se discute en el Parlamento una ley, la de Administración local, que si en lo municipal constituye un gran progreso sobre el régimen vigente en España, y aun un adelanto considerable comparándolo con la legislación de muchas naciones europeas, en lo provincial da el medio de reconstituir, aunque sea en una forma inicial, rudimentaria, aquella antigua Diputación, encerrando en una sola mancomunidad todas las provincias catalanas.

    Pero los sacrificios del Ayuntamiento y la Diputación hubiesen sido estériles, sino hubiese venido á ocupar la presidencia de la Junta constructora una persona como don Bartolomé Muñoz, que une al culto á la justicia el amor al arte y á la arqueología. Ha vencido él todas las resistencias, ha triunfado de todas las inercias y ha coronado la obra por buenos patricios empezada.

    Terminó diciendo:

    Al hacer entrega de este edificio al Rey y á su gobierno, séame permitido formular un ruego, expresar un deseo, una aspiración. Tiene Cataluña un derecho civil especial. Este derecho lo queremos, no porque sea superior ni inferior al de las demás regiones españolas, sino porque es nuestro, porque encarna nuestro sentido de la justicia en las relaciones áe la propiedad y la familia. Yo ruego á los encargados de administrar justicia en nombre del Rey en esta casa, que tengan al derecho civil de Cataluña el mismo respeto, el mismo amor, la misma veneración, que el pueblo que con sus energías y sus tributos ha erigido este Palacio.

  • Primer congreso regional de Solidaridad Obrera

    Solidaridad Obrera, Primer congreso regional de Cataluña (Barcelona 6-8 de septiembre) en el centro obrero con un número de delegados que oscila, según historiadores, entre 130 y 150, en representación de un centenar de sociedades y 25.000 afiliados y que englobaba a socialistas, anarquistas y republicanos; en este congreso se acordó constituir la Confederación Regional de Sociedades de Resistencia Solidaridad Obrera y utilizar como medio primordial de lucha la acción directa, al tiempo que se imponía el apoliticismo partidista; en el congreso se puso de manifiesto el triunfo de las tesis anarquistas, a lo que ayudó notoriamente la llamada de Anselmo Lorenzo a los anarquistas para que ingresaran en la federación (debe tenerse en cuenta que, en un principio, la posición anarquista no fue unánime hacia Solidaridad Obrera: moderadas críticas en Tierra y Libertad y Acción Libertaria, mayor entusiasmo en El Rebelde y La Voz del Cantero) y la represión contra Ferrer. Extraña resulta la Coexistencia de anarquistas y socialistas (tanto más si se recuerda que los Últimos contaban con UGT) que se ha venido explicando por la moderación de Unos y otros, y la habilidad con que los socialistas llevaron el proceso Para evitar el dominio anarquista. Los socialistas de Badía aspiraban a que Solidaridad Obrera se convirtiera en un sindicato neutral, o sea no Anarquista; la ruptura se produjo cuando Badía editó un periódico socialista para neutralizar Solidaridad Obrera provocó airadas respuestas de Loredo, Prat y Lorenzo; además los anarquistas estaban muy seguros de su final predominio.

  • Charles Arrow, el Sherlock Holmes barcelonés

    [P]ara los barceloneses este terna tiene un interés especialísimo, por cuanto nosotros tenemos también nuestro detective, en carne y hueso, inglés por añadidura, en el cual habíamos cifrado nuestras esperanzas para que aniquilase el terrorismo [anarquista] al estilo y modo del modelo de los detectives encarnado en el gran Sherlock Holmes.

    En efecto, un buen número de ciudadanos estaban firmemente persuadidos de que mister Arrow en cuanto llegase á esta capital inmediatamente se echaría á la calle, husmeando pistas; que una colilla de pitillo, ó una cinta de alpargata, ó una frustería cualquiera, recogida al azar, bastarían á su perspicacia de detective, para ir de deducción en deducción hasta desenredar la madeja, y en fin, que cualquier día, al desdoblar el periódico por la mañana, nuestros ojos tropezarían con la sensacional, aunque prevista noticia de que míster Arrow había logrado penetrar en un tugurio de Sans en el que estaba reunida toda la Plana Mayor del Terrorismo, que había apagado la luz, puesto su cigarro en una ventana para que la brasa sirviese de falsa guia á los sorprendidos, ganando él la puerta—todo conforme al ritual Sherlock Holmes—dejando á los malhechores enchiquerados. Mas, como nada de esto ha sucedido, ni es posible que suceda, de ahí el que aquellos buenos ciudadanos, que no son pocos, se consideren burlados, y hablen de nuestro de nuestro detective ¡poniéndole como diga dueñas!

  • Primera actuación del marionetista Ramón Montserrat, alias el Teatro Mecánico de Puchinelis

    Ese día realizó dos sesiones con programa doble: una por la tarde (en la que representó un drama y un sainete) y otra por la noche (con una comedia y un sainete). Sobre los dramas, he leído que eran tan buenos que en las escenas más emotivas el público llegaba a llorar.