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  • François Arban sube al calesero y segundo aeronauta catalán, Eudaldo Munné, en un globo aerostático para agradecerle su salvación de la población salvaje de San Andrés de Palomar

    Sin embargo del mal tiempo se ha verificado en todas sus partes el programa ofrecido para la ascension del señor Arban con su intrépido compañero el jóven catalan don Eudaldo Munné. La atmósfera se ha presentado cargada todo el dia, de modo que llegaba á temerse que no se verificaria la funcion, mas el deseo que habia por parte del público para presenciar el arrojo y decision del compatricio y el empeño que este manifestaba de llevar á cabo lo que la tenia ilusionado desde muchos dias, decidieron por fin á Mr. Arban á emprender su viaje. Eran las cuatro de la tarde y ya todas las afueras de la parte de mar estaban atestadas de gentío, mientras iba concurriendo á la plaza de toros un sin fin de personas de lo mas escogido de la ciudad. Hecho ya el preparativo de costumbre y arreglado el globo, Mr. Arban ha dado la vuelta por la plaza, como la otra vez, repartiendo ramos, versos y dulces á manos llenas. Luego el valiente compañero, mostrando un admirable espiritu, y despues de saludar al público, que le ha devuelto el saludo con mil entusiastas aclamaciones, se ha colocado en el cesto, sin cubrirse siquiera con el gaban que para guarecerse de la humedad le tenian preparado; y á poco rato, se ha dejado suelto el globo, que con suma rapidez se ha remontado, tomando una direccion N.O.; no obstante, la ascension no ha podido ser á la altura á que llegó Arban el domingo pasado, en razon á que las nubes estaban tan bajas que cubrieron muy pronto el globo, pues que á no ser asi, acaso el viaje hubiera sido muy largo é interesante al mismo tiempo para los aéreos viajeros.

    Al dar la vuelta por la plaza Mr. Arban, varios aficionados á tales funciones le han regalado una corona de laurel que el viajero al remontarse ha arrojado al palco de la presidencia para demostrar asi su gratitud.

    Observado el globo al llegar á su mayor altura con un buen telescopio, y despues que Mr. Arban habia arrojado ya todo el lastre con el intento de remontarse mas, se ha visto que aun á tal distancia y acaso peligroso punto respecto al estado de la atmósfera, Munné con la misma serenidad y gozo que ha mostrado al partir, saludaba á la ciudad y á los habitantes que le admiraban.

    La descension se ha verificado en una viña, sobre el punto donde existió el convento de San Gerónimo de Valle de Ebron, término de San Genis de Horta, á los 50 minutos de haberse remontado. Las primeras personas que han acudido para felicitar á lso dos intrépidos viajeros han sido el señor cónsul general de Francia y su señora que habian salido montados con este objeto, y un capitan de caballería con el piquete destinado á darles proteccion en caso necesario.

    Se han remontado sobre tres mil metros, y despues de haber atravesado la capa de espesas nubes que cubria el horizonte, han disfrutado un sol radiante y puro, que sin embargo no impedia que el termómetro estuviese bajo cero.

    Cuando estaban cerca la tierra una ráfaga de viento les impelió con tal fuerza, que hubieron de temer que se les rompiese la cuerda en que estaba aferrada el áncora; pero agarrado Munné á la cuerda, mientras Arban que tambien le ayudaba en esta tarea, mantenia abierta la válvula, han conseguido saltar á tierra sin mas percance que el de pequeñas escoriaciones y rasguños en las manos.

  • Encontrado el aeronauta Orlandi después de casi morir de frio sobre Vallvidrera y ahogarse en Badalona

    El aereonauta Orlandi.

    Del Diario de Barcelona del 29 [de octubre] tomamos la siguiente curiosa reseña de los peligros que corrió Orlandi en la ascension aereostática que ha hecho últimamente en la capital del Principado:

    «Hasta ayer por la mañana no se tuvo noticia cierta del paradero del intrépido aereonauta señor Orlandi.—La Providenció le salvó de una muerte que parecía casi inevitable, despues de haber luchado con toda clase de peligros, pues en poco estuvo que no pereciese en lugar desconocido y sin auxilio humano, como el infortunado Mr. Arban. Contra todo lo que se aseguraba, y contra todas las conjeturas de probabilidad, su globo vino á caer, segun su cálculo, sobre unas dos millas mar á dentro, á alguna distancia de frente la playa de Badalona.

    Segun relacion de una persona respetable amiga del señor Orlandi y que ayer le estuvo acompañando durante toda la tarde, el globo llegó hasta colocarse sobre las montañas de Vallvidrera; pero envuelto despues en la densa nube que le ocultó de la vista de la multitud, empezó para el osado viagero una série de espantosos sufrimientos. Su rostro y toda la ropa que llevaba puesta se cubrieron de una gruesa capa de nieve, mientras que un fuerte granizo, acompañado de relampagos, le molestaba de continuo.

    Probó de ir ascendiendo y sobre la nube vió otra vez el sol, pero observando que cambiaba el viento en la direccion del sudoeste, y que aquella habia cobrado una gran estension, resolvio hacer uso de la válvula para caer sobre la tierra, que no podia absolutamente distinguir.

    El viento le arrastraba con una rapidez estraordinaria, y aunque el descenso era muy veloz, vino á caer dentro del agua, quedando completamente sumergido entre las olas por un breve instante, pero agarrado de las cuerdas del globo, pudo apoyarse en el mismo, luchando con crueles angustias. El creia haber distinguido no lejos del punto en que se hallaba un vapor y alguna otra embarcacion, pero pronto se convencio que por lo alterado de la mar no era fácil que esperase socorro por aquella parte.

    Una, dos, tres, cuatro horas se pasaron de una ansiedad que rayaba en la desesperacion. Milagrosamente las mismas olas, que cada vez cobraban mayor embrabecimieato le arrojaron á la vecina orilla á eso de las diez de la noche.—Toda la maquinaria y aparato estaba completamente destruido; pero el globo seguía aun intacto, y él, un hombre solo, con las piernas dentro del agua, hacia esfuerzos sobrehumanos para salvar el resto de toda su fortuna y que le costaba unos tros mil duros. Pero quiso la fatalidad que así como un golpe de mar lo había tirado á la playa, otro golpe igual se llevó tras sí el globo sin que aya vuelto á aparecer.

    El señor Orlandi permanecio largo rato tendido sobre la arena, estenuado por el frio, la agitacion y las imponderables fatigas que había tenido que soportar.—Cuando recobró algun tanto de aliento, se levantó como pudo, y á tientas so encaminó por el primer sendero que le deparaba la casualidad en busca de un albergue en donde pasar la noche.

    Empero habia ya caminado cosa de una milla sin lograr su objeto, cuando los ladridos de un perro le hicieron presentir que no estaba léjos de alguna habitacion.—El perro pertenecía á un carabinero, quien al principio le tomaba por un contrabandista, y le dió el «quién vive» preparando su arma.

    Por fortuna la voz conmovida del señor Orlandi, le dió á comprender que no era un defraudador de los derechos de la Hacienda, sino una persona victima de fatal desgracia.—Reconociole por el hombre del globo, condoliose de su situacion y le acompañó á una casilla del resguardo, en donde él mismo y sus compañeros le socorrieron, y despues le acompañaron hasta Badalona.

    En esta villa se le proporcionó ropa y un cómodo hospedaje, pero a pesar do todos los buenos cuidados que se le prodigaron, el señor Orlandi no pudo entrar en calor hasta ayer por la mañana, en que dió aviso á sus amigos de que pasasen á buscarle.

    El señor Orlandi seguia ayer noche en esta ciudad bastante indispuesto, pero no presenta síntoma alguno alarmante. Aunque de avanzada edad, tiene presencia de espíritu y es muy robusto. Los brazos y alguna parte de su cuerpo estaban, segun se nos aseguró, muy acardenalados.

    Los consuelos de la amistad, sin embargo, podian á duras penas templar el amargo desconsuelo de que se hallaba poseido. Es ciertamente una situacion bien lastimosa la de ese hombre á quien acompaña una antigua celebridad, la de verse espuesto á los mas espantosos percances, despues de haber emprendido su viage sin poder realizar de mucho los crecidos gastos que este le ocasionaba, y para colmo de infortunio perder de un soplo su fortuna con la desaparicion del globo.

    Compadecemos de todas veras su triste y dolorosa posicion. La atmósfera de Barcelona es de mal sino para los aereonautas. ¿Quién querrá ahora emprender nuevas ascensiones á la vista de las murallas de esta capital, al recordar la desaparicion de Mr. Arban, y los lamentables contratiempos de que acaba do ser juguete el señor Orlandi?

  • Costumbrismo navideño

    Dia grande para la cristiandad de todó el mundó, pues en él nació el Salvadór de los hombres y el regeneradór de la sociedad, el primeró y único que ha sabidó hacer comunes la felicidad de este mundó y la del otró; el solo que con una palabre no mas y predicandó virtud á los viciosos, amor á los que se odiaban, igualdad a los que dividian á los hombres en señores y esclavos, castided á un pueblo liviano, y pobreza a los hombres corrómpidós por el oró, rindió las voluntades enamoró los corazones, y fundó una doctrina celestial que no perecerá nunca. Solo un enviado del cielo podia traer tales principios; solo un hijo de Dios podia hacer que prevalecieran contra todos los principios que dominaban en el mundo; solo un Dios ha podido lograr que en medio de las horrendas catástrofes que han pasado por sobre la humanidad, y en las que todo la perecido, esas doctrinas se derramaren sin intermision y fueran profesades por todos los hombres civilizados. El aniversario de ese nacimiento es la grande festividad que
    hoy se celebra.

    Hasta pocos años ha se cantaba á la una de la madrugada la misa del gallo; pero las irreverencias de los ignorantes que confunden la impiedad con la despreocupacion, ha hecho que cesara esa piedosa costumbre, y que la misa se celebre al amanecer. La concurrencia es poca y las irreverencias menos. En esta misa empiezan los organistas á usar de la libertad que se les tolere hasta el dia de Reyes, de tocar en el órgano durante el oficio mayor cuanto les viene en gana, desde la gaita gallega hasta el fandango. La inocentada en admisible, la costumbre carece de toda propiedad y es hasta irreverente. La música que debe resonar en la casa del Señor tiene un carácter particular, y salirse de él es confundir las cosas, y es atribuir al culto divino circunstancias que solo se hallan en las pasiones humanas.

    A las 10 de la mañana se celebran en todas las iglesias los divinos oficios con la mayor solemnidad. El ayuntamiento asiste al de la catedral donde se canta de algunos años á esta parte el que compuso el maestro Vilanova, y pertenece al género pastoril.

    Si el tiempo lo permito los elegantes de uno y otro sexo acuden á la muralla del mar antes de comer.

    Hay en Cataluña un refran que dice per Nadal cada ovella á son corral, es decir que en este dia todo el mundo come en su casa, y si algun hombre de la familia se halla de viage hace todo lo posible para acudir á su casa á comer el pavo, porque hoy es el dia fatal para el pavo que

    Metido en un cascaron
    Entre paja y plumas puesto,
    En el fondo de algun cesto
    Oculto allá en un rincon
    Comienza el triste su vida
    En tinieblas y apretado,
    Sin serle siquiera dado
    Rebullirse en su guarida.
    Venido en fin el momento
    En que la luz salga á ver,
    Su cárcel ha de romper
    Por el mismo, y en un cuento.
    El blando piquillo apenas
    Mover puede el pobrecito;
    Da uno y otro golpecito
    Y abre paso á duras penas.
    Sale al mundo cual tullido,
    No puede tenerse en pie,
    Abre los ojos y ve
    Por todo universo, un nido.
    Osa al fin, del cesto salta
    Y se encuentra en un pajar
    donde tiene que buscar
    Lo que á su estómago falta.
    En grupo con sus hermanos
    Tras la madre va á la parva,
    Y como la madre escarba
    Él la imita, y á dos manos.
    Una hormiga en este lado,
    Un grano de trigo allí,
    Dos cañamones aquí,
    Allá un poco de salvado,
    Migajas de pan acá,
    Ora un grano de cebada,
    Una hojita de ensalada,
    Un garbanzo mas allá,
    El maíz que va á robar
    En la pocilga al cochino,
    El arroz que el muy ladino
    Al capazo va á buscar:
    Al fin con tanto comer
    Aumenta su pequeñez,
    Empluma su desnudez
    Y muestra lo que ha de ser.
    Medra, mas de poco en poco;
    Recio pie y ya se engruesa,
    Lleva la cabeza tiesa
    Y saca el purpúreo moco.
    Ya cuentas se echan sobre él
    Y le dan mejor comida;
    Quizá una sopa cocida,
    Quizá pan mojado en miel.
    Tres veces de sol á sol
    Le dan regular pitanza,
    Y llena además la panza
    Deshojando acelga ó col.
    Cuando el año va á acabar
    La cosa otro tumbo toma,
    Pues se empeñan en que coma
    Para que llegue á engordar.
    A puñados va el salvado,
    Las sopas van á cazuelas,
    Y como no tiene muelas
    Se lo dan todo mascado.
    Cuando el diciembre se empieza
    Al dia solo una vez
    Hacen que trague una nuez
    Enterita en una pieza.
    Crece el número de nueces
    Al paso que avanza el mes,
    Le dan dos y despues tres
    Y hasta veinte en cuatro veces
    Quieras que nó las digiere
    El estómago pavuno;
    Y si tal vez hay alguno
    Que no pueda, ese se muere.
    Antes de santo Tomás
    Una fresca madrugada
    Sale de su patria amada
    Para no volver jamás.
    A la ciudad mas tragona
    Le encaminan al cuitado,
    Y al fin llega ya cansado,
    Por ejemplo á Barcelona,
    Donde en circulo que tiene
    Tres cañas por periferia
    Queda puesto ya en la feria
    A merced del que allí viene
    Le coge este por los pies,
    Lo pone cabeza abajo,
    Y cual si fuera badajo
    Lo mueve á drecho y revés.
    Otro la pechuga tienta,
    Y si se escapa, un cañazo
    Le dan en el espinazo
    La manera que lo sienta.
    Al fin llega un comprador
    A quien el animal gusta
    Y luego su precio ajusta
    A fuer de conocedor.
    En un instante agarrado
    Por muchacho turbuiente
    Es llevado como el viento
    Patas arriba colgado.
    Venido á la casa luego
    Donde tiene que morir,
    Le salen á recibir
    Con grande algazara y juego.
    Allí le palpan y estrujan
    Los chiquillos y lo soban,
    Unos á otros se lo roban,
    Lo arremeten y lo empujan.
    En fin en algun desvan
    Lo confinan por dos dias,
    Y son sus postrimerias
    Agua escasa y menos pan.
    La hora llega menguada
    En que tocan á degüello,
    Y empuña su blando cuello
    Zafia mano de criada.
    Un cuchillo como sierra
    Le pasa y vuelve á pasar,
    Y al cabo á puro aserrar
    Viene la cabeza á tierra
    Ya la sangre salta hirviendo,
    Se estremece el inocente
    Y de la casa la gente
    Aplaude al verle muriendo.
    Lo despluman á seis manos
    Tirando por todos lados,
    Y los miembros ya sobados
    Le mutilan inhumanos.
    La cesárea operacion
    Ensayan en él indinos,
    Le arrancan los intestínos
    El hígado y corazon.
    Las piernas le hacen saltar,
    Y de las alas las puntas,
    Y al puchero todas juntas
    Se acaban de destinar.
    Ya sobre la mesa está
    El pavo medio vacío,
    Sin cabos, desnudo y frio
    Que pena mirarlo da.
    Mas que á la moda le duela
    Se sigue la añeja usanza
    De henchirle al pavo la panza,
    Y aqui viene la cazuela.
    Tres libras entre orejones
    Y ciruelas, la manzana
    Que sea bien gruesa y sana,
    Y dos cuartos de piñones.
    Con este lastre infernal
    La bodega rellenada
    Se cose á punto de espada
    El vientre del animal.
    Se le pringa al punto mismo
    De manteca por do quiera,
    Cual si el difunto tuviera
    Que curarse un sinapismo.
    Cubierto con un papel
    Bien pringoso, bien lastrado,
    Y en cazuela colocado
    Al horno se da con él.
    El cuitado sufre allá
    Diez horas de fuego lento
    Y se ablanda á tal tormento;
    ¿Y quién no se ablandará?
    En este instante en que vas
    Lector, su historia mirando
    Se está el pobre achicharrando
    ¡Y tú tan fresco que estás!
    A las tres de aquesta tarde
    Y tu mesa irá á parar,
    Y del arte de trinchar
    En su cuerpo harás alarde.
    Degollado y desplumado,
    Abierto, lleno y cosido,
    Bizmado y despues cocido
    Hoy será descuartizado.
    Cada comensal á escote
    Bocados le tirará,
    Y trinchado quedará
    Mas que carne de jigote.
    Tal es del pavo la vida,
    Corta, mala, y con fin peor:
    ¿Y por qué tanto dolor?
    Para honrar una comida.

    Tras del pavo vienen los turrones y el vine añejo en que muchos mojan barquillos; y aquí paz y despues gloria.

    En este dia hay en los teatros funcion por la terde y por la noche.